El sino del escorpión lo llevó hace años a la comunidad de Santa María Tlahuitoltepec, en la Sierra Mixe de Oaxaca, guiado por el intelectual, activista y líder social ayuujk Floriberto Díaz. Con quien aprendió de la “comunalidad” profunda de esa población indígena esparcida por 19 municipios de la zona, incluido Santo Domingo Tepuxtepec, comunidad hoy de luto por el asesinato en Arizona de tres muchachos indígenas oriundos de ahí: Abimael Jiménez Moreno, un adolescente de16 años estudiante de secundaria; Isauro Martínez, quien a los 21 años deja un hijo en la orfandad, y Herminio Pérez, padre de tres hijos apenas a los 28 años.

Estos jóvenes ayuujk (como se nombran) viajaban hacia Estados Unidos mediante un arreglo con “polleros” acordado desde Tepuxtepec, municipio cercano a los cinco mil habitantes, de las cuales 87 por ciento hablan ayuujk y casi 62 por ciento vive en condiciones de pobreza extrema. El adolescente Abimael había partido de Tepuxtepec el 27 de enero; Isauro partió de su comunidad el 15 de febrero, mientras Herminio ya había emigrado a Estados Unidos desde 2010, asentándose en Wisconsin, y viajaba de regreso a su hogar estadunidense llevando a sus dos compañeros.

Los cuerpos de los jóvenes fueron hallados el 22 de febrero pasado en un lote baldío de la ciudad de Phoenix, capital del estado fronterizo, con golpes en la cabeza, marcas de ataduras en las muñecas y heridas mortales de arma de fuego. Las protestas consulares mexicanas y la exigencia de castigo a los culpables inundaron la prensa y las redes sociales. El 3 de marzo, la policía de Phoenix arrestó a Juan Vargas, de 21 años, también ayuujk, como responsable de los homicidios. Fue rastreado cuando se detectó una camioneta propiedad de Herminio Pérez, el mayor de los muchachos, y el conductor declaró haberla comprado a Vargas. Además, la señale del celular de Herminio fue ubicadas en la casa del hoy acusado del triple homicidio, en el centro de Phoenix. Todo apunta a un desacuerdo en el pago a la “red de traficantes de personas”, como el motivo del crimen.

Ese mismo 3 de marzo llegaron a Tepuxtepec los cuerpos de los jóvenes para ser enterrados en su comunidad. El Consulado de México en Phoenix, Arizona, pagó el transporte aéreo de los restos mortuorios de los tres migrantes mixes de los Estados Unidos al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde fueron recibidos por el servicio funerario, contratado por el Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante (IOAM) para el traslado a su comunidad.

Los dolorosos hechos llevaron al escorpión a revivir aquel viaje a la Sierra Mixe realizado hace años, gracias a la guía de Floriberto Díaz, El Coy, reconocido luchador social ayuujk cuya generosidad y combatividad son recordadas no obstante su muerte prematura en 1995, apenas a los 44 años. Históricamente a los mixes se les conoce como los “jamás conquistados”, pues nunca se sometieron a los españoles durante la conquista. La dispersión en pequeños asentamientos en toda la zona montañosa, así como las estrategias de resistencia, permitieron a esta comunidad indígena mantener su lengua y su cultura, así como permanecer distantes a los sucesos de la vida nacional.

La migración interna ayuujk tiene como destino las ciudades de Oaxaca, Veracruz, México, Guadalajara, Monterrey, Culiacán, Ensenada y Tijuana, mientras que la migración internacional se dirige a las entidades estadunidenses de California, Texas, Oregon, Arizona, Carolina del Norte, Nueva York y Florida. Los ayuujk también migran a Europa y Asia, por motivos de estudios o en representación del Centro de Capacitación Musical Mixe (Cecamm), célebre por la formación de bandas musicales de gran calidad. Las principales causas de migración son: reunirse con la familia, buscar trabajo, casarse o unirse, cambio u oferta de trabajo, estudiar, inseguridad delictiva o violencia, y desastres naturales.

En comparación con los mixtecos y zapotecos, los mixes no tienen una gran tradición migratoria. Los ayuujk comenzaron a migrar a finales de los ochenta y apenas se encuentran en la primera generación migratoria, mientras los zapotecos y mixtecos son grupos indígenas ya con una tercera generación de migrantes. Cabe destacar, lee el alacrán en textos académicos, la existencia de grupo de indígenas ayuujk establecidos en Los Ángeles, San Diego, Santa Mónica y en Seattle, grupos resistentes en el marco de la globalización que a miles de kilómetros de su lugar de origen mantienen su auto adscripción ayuujk, su lengua, cultura, prácticas, rituales y estructuras simbólicas.

El censo 2020 registró alrededor de 135 mil indígenas ayuujk en nuestro país, mientras en la Ciudad de México se registraron 3 mil 741 hablantes de esa lengua. Vaya el memorioso recuerdo del Coy, de la neblina mágica de Tlahui y de la magnífica Sierra Mixe como homenaje luctuoso a Abimael, Isauro y Herminio, los inconquistables ayuujk.

@Aladelagarza

Alejandro De la Garza

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Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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