El escritor Juan Villoro comentó en entrevista con SinEmbargo que dos de los objetivos detrás de El profesor Zíper y las palabras perdidas, el más reciente libro de esta serie, es entender que “el idioma es un organismo vivo y como todo organismo vivo está en peligro” y por la otra “ establecer contacto con los chicos para alertarlos sobre la riqueza del lenguaje”.
Ciudad de México, 7 de agosto (SinEmbargo).– El profesor Zíper está de vuelta y en esta ocasión ayudará a Alex y a sus amigos Julia y Asdrúbal a combatir a la Academia de Control, que busca apropiarse de las palabras para mercantilizarlas en detrimento de los demás hablantes, una crítica hacia la institucionalización de la lengua que hace Juan Villoro, quien junto al caricaturista Rafael Barajas, El Fisgón, es uno de los autores de esta saga.
“El profesor Zíper y las palabras perdidas (FCE) es una celebración del lenguaje, de su fuerza rebelde, imaginativa, de la poesía, de sus mejores momentos, pero también una llamada de atención sobre la forma en que el Lenguaje puede ser usufructuado por unas personas que se consideran especialistas y que buscan el conocimiento en beneficio propio, esto ocurre en mi trama al nivel de las palabras, pero podría ocurrir también al nivel del conocimiento científico o de muchas otras formas del saber”, comentó Villoro en entrevista con SinEmbargo.
Juan Villoro compartió, en ese sentido, que el lenguaje es un fenómeno liberador y de comunicación y en esa medida “es naturalmente democratizador, pero al mismo tiempo el Lenguaje puede ser un instrumento de dominio, lo hemos visto por ejemplo en los gobiernos autoritarios que impiden que se usen ciertas palabras”.
El escritor mexicano indicó que hay muchos enemigos del Lenguaje que están en funcionamiento. Expuso, por ejemplo, que el que se usa en las telenovelas “es una destrucción del lenguaje”. Identificó además una influencia perniciosa del narcotráfico y el crimen organizado: “hay palabras que ya se usan y expresiones que tienen que ver del crimen organizado. De pronto decimos con toda naturalidad que alguien fue ‘levantado’, o sea se trata de un secuestro en forma, pero la expresión que empieza en el crimen organizado de pronto pasa al lenguaje común”.
“Tenemos el lenguaje de la publicidad, que es un lenguaje manipulador y empobrecedor; el lenguaje de la demagogia política, que es igual; el lenguaje de las tecnologías, la gente chatea y naturalmente utiliza un sublenguaje para escribir a toda velocidad con los pulgares. Hoy día hay más máquinas que hablan español, que hispanohablantes vivos, eso es increíble, o sea si tú sumas todos los auxiliares digitales y los robots que hablas son más que los usuarios de la lengua y pronto nos van a influir y vamos a acabar hablando como los robots”, ahondó.
No obstante, Juan Villoro precisó que así como hay muchas amenazas contra el idioma también hay defensores, los más grandes de ellos los poetas, quienes “no tienen una fuerza de divulgación”.
La finalidad para escribir esta historia, compartió, fue, por una parte, hacer ver que “el idioma es un organismo vivo y como todo organismo vivo está en peligro” y por la otra “ establecer contacto con los chicos para alertarlos sobre la riqueza del Lenguaje”.
Con respecto a la importancia de entender a la lengua como un organismo vivo y la aceptación de ciertas palabras, dijo que esto tiene que ver con cambios que no dependen de las academias o de los gramáticos, sino de circunstancias sociales.
“Pienso por ejemplo en las llamadas malas palabras, cuando yo era chico era imposible oír en la radio o en la televisión una grosería, ahora esto se ha despenalizado, por así decirlo, las malas palabras; ya se dicen con enorme libertad en muchos lugares”.
“El lenguaje inclusivo, por ejemplo, que ahora se discute yo creo que es una propuesta interesante, pero esto irá cambiando conforme tengamos mayor conciencia nosotros de la equidad de género y se irá desmasculinizando el Lenguaje”, indicó.
En este punto, Villoro enfatizó que una cosa es el uso del lenguaje inclusivo, “una expresión perfectamente válida” y otra es la imposición de este lenguaje, “porque si el lenguaje inclusivo tiene una idea liberadora, acabar con la dominación heteropatriarcal, pues no puede caer en una idea restrictiva que es lo contrario a una idea liberadora y no se puede imponer por decreto esto y que todos necesariamente hablemos así”.
“Poco a poco entre todos iremos negociando y dialogando. Es así como sabiamente se va transformando la lengua y creo que el lenguaje inclusivo no es la excepción”, expuso.
En cuanto al objetivo de alertar a los más jóvenes sobre la riqueza del Lenguaje, reconoció que si bien un escritor no puede cambiar el curso general de la lengua, sí puede hacer propuestas como este libro “para que los niños piensen que esta es una responsabilidad que ellos tendrán en el futuro”.
“Me gustaría pensar que los chicos del futuro van a estar alertas respecto al Lenguaje, porque a los niños les fascina jugar con las palabras, bautizan a sus peluches de maneras fantasiosas, inventan palabras, están todo el tiempo jugando con las palabras porque están descubriendo el Lenguaje, nosotros los adultos ya lo damos por sentado, o sea el Lenguaje es algo que ya nos sucedió, salvo que estemos aprendiendo un nuevo idioma, el Lenguaje no es algo que nos sorprende a diario, en cambio a los niños sí y por eso les es tan importante y me parecía que una historia como ésta podía conectar con ellos”.