La obra ganadora del Segundo Premio Juvenil Universo de Letras, se llama Metal, ha sido escrita por Samuel Segura y está editada por la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM y el Fondo de Cultura Económica.
Ciudad de México, 16 de febrero (SinEmbargo).- La novela Metal, con la que el alumno de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Samuel Segura, rockero y metalero de corazón, ganó el Segundo Premio de Novela Juvenil Universo de Letras 2018, cuenta la historia de una joven rockera en un imaginario “Hecatepec”.
“Me di cuenta de que lo que me importaba era la música y que no había escrito nada a fondo de eso. Yo creo que una de las cosas que necesitamos para escribir, es hacerlo de lo que realmente nos importa. Sea lo que sea. No hay que preocuparse por lo que los demás piensen o si tus temas o tus historias están de la chingada. No importa. Eso es lo que a ti te importa. Contar desde el fondo”, dijo Samuel Segura al presentar su novela en la FIL en Guadalajara.
Metal cuenta la historia de una joven rockera, hija de un legendario baterista de un grupo de heavy metal en “Hecatepec”. Cuando el papá se muere, la protagonista fusiona a la banda de éste con la suya, lo que desata una “potente” historia de amor y varias aventuras entre los músicos.
En la vida real, Segura toca la batería en una banda de heavy metal en Ecatepec, lo que fue parte de su inspiración para escribir esta historia; sin embargo, no es un retrato autobiográfico, asegura el pasante de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. “Al principio pensé que lo sería, pero conforme avanzó la historia, no tuvo tanto que ver conmigo ni con mi vida real”.
Samuel, que asegura ser empírico en cuanto a su literatura y a su música, dice que “ambas se conectan mucho. La música me respalda en este viaje literario. Me siento como cobijado por el metal, por la música”, al tiempo que agradece haber recibido las enseñanzas del fallecido escritor Eusebio Ruvalcaba. “Él me enseñó que escribir es más una actitud que una formación académica”, remarcó.
–¿Te gusta el Metal? ¿Qué es ese género en México?
–Es un género que yo escuchaba desde muy pequeño por un tío, que era metalero y ponía esa música en casa de mi abuela. En México el Metal es muy popular, sobre todo las bandas extranjeras. Las mexicanas tienen casi todo en contra, no hay un mercado tan amplio, siempre luchan en las tocadas para vender sus discos, para hacerse oír. Siempre hay desconfianza por cierto sector del público. Ya se ha abierto un poco más. El género abarca un montón de cosas que traté de expresar en la novela.
–La novela tiene muchos diálogos. ¿Cómo te preparaste? ¿Hay diálogos autobiográficos?
–Justamente, yo soy baterista de una banda que se llama Asedio, en la cual tocamos una mezcla de Death-Thrash Metal, hace 12 años que nos fundamos. Fue a partir de mi experiencia en el grupo que empecé a escribir esa historia. Los diálogos tienen que ver con eso que he escuchado. Estudié periodismo en la UNAM y algo de lo que hice fue escribir crónicas, uno de los consejos es tener un buen oído.
–Por otro lado debe de ser la capacidad natural, a veces uno escucha muchos diálogos pero no es capaz de transmitirlo al papel.
–A veces es complicado, pero fue algo que procuré en esta historia.
–¿Qué es el Death-Thrash Metal?
–Son llamados los géneros de metal extremo. Los más potentes. Ambos nacen en los Estados Unidos a principios de los ’90. Un baterista está muy presente, es un género muy rápido, hablan de la muerte, de la destrucción, de la revolución. Sepultura, de Brasil, practican este género. Rata Blanca es una banda argentina muy famosa, que se ha presentado en Ecatepec. En América Latina, existe el mismo fenómeno que en México.
–Hacerle una nota a alguien que pertenece al Metal, es raro.
–Es una particularidad que ha llamado mucho la atención. Es muy extraño que alguien toque metal y que viva en Ecatepec. Conozco a un par de historias más, que escriben sobre rock o sobre metal propiamente dicho, hay poca visibilidad sobre estas historias.
–¿Con cuál corriente te sientes más tú: con la literatura o con la música?
–Un amigo me ha dicho un par de veces que como baterista soy buen escritor. Prefiero como individuo escuchar música, pero soy mejor escribiendo. Como baterista tengo un montón de carencias, no tengo la técnica que me hubiera gustado tener. La escritura me ha apasionado mucho. Por fortuna he tenido más fuerte. Prefiero escuchar música y escribir. Lo prefiero sobre tocar.
–¿Ecatepec es una zona violenta?
–Sí. Ahora está exacerbada contra las mujeres. Sin querer está permeada la historia con esa violencia, aunque no era mi prioridad, tuve que escribirlo, me salió. En la agenda metalera local no era muy común a ver mujeres. Cómo en un mundo dominado por hombres, ver a una mujer resulta extraño. Hay bandas de puras mujeres o mixtas, sigue siendo una cosa no muy común. La violencia en Ecatepec está tan normalizada que la gente no lo ve tan grave. Se normaliza y por eso no lo notan.