La versión de Denis Villeneuve se aleja de las películas con grandes batallas y con mucha acción que suelen esperarse al hablar de sagas con universos y mundos espectaculares, para traer una propuesta con tensión, lucha interna y una impresionante propuesta visual digna de disfrutar en el cine.
Ciudad de México, 21 de octubre (SinEmbargo).- La espera terminó, Dune, la cinta basada en la obra del mismo nombre de Frank Herbert, llega a las salas de cine este fin de semana para maravillar a quienes disfrutan de la ciencia ficción, gran vestuario, elegancia y un ritmo algo complejo.
La cinta protagonizada por Timothée Chalamet, Rebecca Ferguson, Oscar Isaac, Stellan Skarsgård, Stephen McKinley Henderson, Zendaya y Jason Momoa, entre otros destacados actores, cuenta la historia de Paul Atreides (interpretado por Chalamet), un joven talentoso que parece estar destinado a hacer grandes cosas, algo que va más allá de lo que él pudiera imaginar; por indicación de El Emperador, debe viajar con su familia a uno de los planetas más peligrosos del universo: Arrakis. Sin embargo, nada será sencillo, pues ese planeta es el proveedor exclusivo del recurso más valioso que existe, así que pronto deberá enfrentarse a situaciones que lo llevarán a cuestionarse acerca de su destino.
Denis Villeneuve, director de cintas como La llegada y Blade Runner 2049, se hace cargo de Dune para mostrar un universo visualmente impresionante y con una gran propuesta artística. Lo cierto es que desde el primer momento, al aparecer el nombre de la película se deja claro que este es sólo el inicio, ya que viene acompañado de las palabras «Parte 1», lo que sin duda nos dice que en las 2 horas y media de duración de la cinta se presentarán las bases, los personajes y todo lo necesario en una especie de introducción.
Al ser esta la primera parte, el ritmo es lento, no hay que esperar grandes batallas o enfrentamientos, es normal pensar en estos al ver elementos como naves espaciales, mundos diferentes y un Emperador, sin embargo, esta no es la ocasión, este puede ser un punto en contra ya que generalmente se esperan pinceladas que sorprendan, algo que sí ocurre es que tiene varios momentos de tensión en los que no se puede quitar la mirada de la pantalla grande para saber qué ocurrirá.
Las actuaciones no decepcionan, Oscar Isaac hace un buen papel como el padre de familia honorable de la casa Atreides, Rebecca Ferguson se presenta como la madre y una especie de guía para encontrar «su voz», mientras que Timothée Chalamet realmente muestra la lucha interna y el avance que vive su personaje interpretando sus sueños y reconociendo lo que hay y no hay en él, mención especial tiene Stellan Skarsgård en el papel del villano que realmente se hace despreciar, además del gran trabajo de caracterización que hay detrás.
El libro de Dune fue una de las fuentes de inspiración de George Lucas para Star Wars, así que es posible encontrar elementos parecidos, esto sin duda hará que aquellos que disfrutan de la ciencia ficción y de películas largas que van preparando la historia para posteriores entregas, se puedan sumergir en el mundo de Paul Atreides. En cambio, aquellas personas que buscan acción y momentos desenfrenados, batallaran un poco para dejarse atarapar por esta historia.
La recomendación es verla en pantalla IMAX (con cubrebocas y sana distancia) para poder apreciar todos los paisajes, el vestuario y los efectos tan bien logrados. Para Dune, todavía queda mucho por recorrer, muchos personajes por descubrir, pero todo dependerá de cómo la recibe el público.