Desde septiembre de 2009, durante la Cumbre Global de Salud Mental en Atenas, Grecia, la OMS advirtió que la depresión será la primer causa de discapacidad en el 2030, pronóstico al que se sumó la actual pandemia por la COVID-19, ya que, en este contexto, en los últimos dos años, diversos estudios han enfatizado que hubo un incremento de dichos trastornos mentales.
-Con información de Europa Press y EFE
Ciudad de México, 6 de marzo (SinEmbargo).- Aunque organismos y especialistas han venido alertando que trastornos como la ansiedad, la depresión y el estrés laboral serán la principal causa de discapacidad en el 2030, estas afectaciones incrementaron con la pandemia de COVID-19 y pese a ello no son atendidos con la importancia que requieren por parte de los gobiernos y los propios pacientes, señalan estudios y expertos en la materia.
Desde septiembre de 2009, durante la Cumbre Global de Salud Mental en Atenas, Grecia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que en 2030, la depresión será la primer causa de discapacidad alrededor del mundo y afectará a los países en el ámbito económico y social.
En octubre de 2021, un estudio realizado por la Fundación Adecco, en colaboración con Johnson & Johnson, reiteró que los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el año 2030 y mencionó que cerca de un 25 por ciento de la población sufrirá algún trastorno de salud mental a lo largo de su vida.
En ese mismo mes, una encuesta realizada por la Asociación de Internet Mexicana y la plataforma OCC Mundial indicó que al menos el 63 por ciento de los mexicanos ha sufrido estrés laboral en el último año.
A estas previsiones se sumó el factor de la actual pandemia de COVID-19.
Por ejemplo, la revista de divulgación científica The Lancet publicó un estudio, también en octubre de 2021, en el que señaló que la pandemia de coronavirus provocó un incremento en el número de personas que sufrieron depresión o ansiedad en 2020, especialmente entre las mujeres y los más jóvenes.
CRECE DEPRESIÓN EN LA PANDEMIA
Esta investigación, realizada por la Universidad de Queensland, en Australia, comprobó que hubo aumento global del 28 por ciento en casos importantes de desórdenes depresivos y un 26 por ciento en casos de trastornos de ansiedad durante el 2020, lo que sumó 53 y 76 millones de casos adicionales sobre las cifras habituales, respectivamente.
El pasado 2 de marzo se dio a conocer que la prevalencia de casos de depresión y de ansiedad durante el primer año de pandemia se incrementó un 25 por ciento, especialmente entre los jóvenes, los más propensos a desarrollar conductas suicidas y autolesivas, según un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El aislamiento social, el miedo a la infección, la incapacidad de trabajar, el duelo por la muerte de seres queridos son algunos de los factores de estrés que cita el estudio como desencadenantes de situaciones de ansiedad y depresión.
Este aumento de problemas de salud mental se ha visto agravado por la interrupción de los servicios que tratan patologías mentales y neurológicas, incluidos los programas de prevención de suicidio, debido a la pandemia, ya que al no poder acceder a la atención presencial, las alternativas de apoyo psicológico en línea han ganado fuerza, aunque el acceso al universo digital sigue siendo un desafío para millones de personas.
“La información que tenemos ahora sobre el impacto de la COVID-19 en la salud mental del mundo es solo la punta del iceberg”, ha dicho el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien pidió a los países para prestar más atención en este ámbito.
? #COVID19 pandemic triggers 25% increase in prevalence of anxiety & depression worldwide: New WHO publication
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— World Health Organization (WHO) (@WHO) March 2, 2022
PEGAN A MÉXICO DEPRESIÓN Y ANSIEDAD
En el caso de México, durante el primer año de confinamiento en México por la pandemia de COVID-19 se atendieron alrededor de 64 mil llamadas de personas que requirieron apoyo de salud mental a través de la Línea de la Vida, un programa de atención a distancia que brinda ayuda psicológica y en temas de adicciones, precisó Alexis Bojorge, integrante del Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic), en entrevista para SinEmbargo.
Detalló que el trastorno de depresión “ocupa el primer lugar de los padecimientos” que se atienden mediante este programa gubernamental que se extiende a lo largo del territorio mexicano, seguido de crisis de ansiedad, que puede presentar “ataques de pánico y estrés postraumático derivado de la pandemia de coronavirus”.
Benjamín Guerrero, investigador del departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comentó —durante la cápsula informativa Las teleconsultas, una forma de cuidar nuestra salud mental, del 17 de mayo de 202, transmitida en el canal de YouTube UNAM Global— que «conforme la pandemia [por COVID-19] fue avanzando también se empezó a agregar la depresión, ya no sólo había el miedo, ya no sólo había angustia, sino también había tristeza, desánimo, desgano que se estaba dando por el mismo confinamiento».
En tanto la Doctora en Psicología Social María Elena Medina Mora dijo en una entrevista para TV UNAM que «en la época COVID se estima que la enfermedad [mental] aumentó por lo menos un 30 por ciento de la que existía antes, ya que mientras el mundo lidiaba con la pandemia atender la salud mental “no se consideró un servicio esencial, y no se atendió”, lo que se agravó “por las condiciones del confinamiento, de la pobreza, la violencia, la desesperanza, la falta de interacción social. “Tenemos un incremento de la enfermedad en una población que tenía una brecha de atención inmensa”, dijo.
Sobre el segmento poblacional que más solicita el apoyo de la Línea de la vida, Bojorge dijo que «los grupos entre 18 y 25 años llaman por algún uso de sustancia, por ejemplo, alcohol, tabaco o alguna otra», mientras que en los casos para brindar ayuda en casos de crisis, “la población que más solicita una intervención es la que tiene un rango de edad de entre 40 y 60 años de edad». Además, puntualizó que orden de mayor a menor cantidad de casos de depresión y crisis de ansiedad, el estado que más incidencia tiene es “la Ciudad de México, le sigue el Estado de México y en tercer lugar se encuentra Guadalajara, Jalisco”.
En enero de 2021, casi un año después del inicio del confinamiento que provocó la contingencia sanitaria derivada de la alza de contagios por coronavirus en México, la Asociación de Psiquiátrica Mexicana alertó que el 4.8 por ciento de la población adulta en México padecía depresión, cifra que, estimó, podría aumentar en los próximos años por la contingencia sanitaria derivada del COVID-19.
“La depresión es el padecimiento más común de los trastornos del estado de ánimo”, destacó Aldo Suárez, de la Asociación de Psiquiátrica Mexicana, en una rueda de prensa virtual por el Día Mundial de Lucha contra la Depresión, que se celebró el 13 de enero de 2021. Al considerar que en México la población mayor de 18 años es de 84 millones de personas, se puede estimar que más de 353 mil adultos en el país sufren de depresión, un diagnóstico que dijo es “bastante superior en contraste con otros países de América Latina. Sin embargo, esto puede responder a la baja tasa de diagnósticos en los países”, coincidió la médico Nuria Marcos.
Ambos especialistas subrayaron que las restricciones que impusieron al inicio de la pandemia los Gobiernos y la crisis financiera derivada de la pandemia de COVID-19 agravaron el estado de la salud mental del conjunto de la sociedad. En este sentido, Suárez puntualizó, según sus propias estimaciones, que el 25 por ciento de la población mexicana enfrenta un estrés crónico que se manifiesta en distintos trastornos mentales, por ejemplo, depresión, ansiedad y entre otros padecimientos mentales.
CRECE VENTA DE ANTIPRESIVOS EN EL PAÍS
En tanto, farmacéuticos mexicanos indicaron a la agencia Efe que el estrés que la pandemia por coronavirus ha causado en la población en México ha derivado en un incremento de hasta 30 por ciento en la venta de antidepresivos respecto al inicio de la emergencia sanitaria.
Respecto a importancia que se le da a la salud mental, la OMS aseguró en agosto de 2020 que es una de las áreas menos atendidas en el ámbito de salud pública, ya que eran pocas las personas que contaban con acceso a servicios de salud mental de calidad en todo el mundo, situación que se agravó por la pandemia de COVID-19.
“El acceso limitado a una atención de salud mental de calidad y asequible en el mundo antes de la pandemia, y en particular en las situaciones de emergencia humanitaria y de conflicto, ha disminuido aún más debido a COVID-19, ya que la pandemia ha perturbado los servicios de salud en todo el mundo”, enfatizó el organismo a través de un comunicado el 27 de agosto de 2020.
Explicó que en ese momento cerca de 1000 millones de personas presentaban algún trastorno mental. Asimismo, detalló que más del 75 por ciento de las personas con trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias de países con ingresos bajos y medios no recibían ningún tratamiento para combatir estas afecciones, debido a que los países destinan aproximadamente el 2 por ciento del presupuesto sanitario a la salud mental, y precisó que “la asistencia internacional para el desarrollo en materia de salud mental nunca ha superado el 1 por ciento de toda la asistencia para el desarrollo en el ámbito de la salud”.
«La prioridad en atención de la salud se dio siempre para las enfermedades que ocasionaban muerte rápida, en el caso de las enfermedades mentales hay una causa muy importante de muerte que es el suicidio. Hay una proporción muy importante de las muertes por suicidio que son atribuibles a una enfermedad mental y que muchas veces esta enfermedad no es tratada», sostuvo Medina Mora durante una entrevista para TV UNAM.
Expertos también han enfatizado que el estigma social y la discriminación son factores que en muchas ocasiones impiden que las personas soliciten ayuda profesional cuando presentan alguna de estas enfermedades. Los trastornos mentales son “una enfermedad muy estigmatizada porque la población rechaza a las personas que tienen estos problemas, también a las personas que los atienden y también a las instituciones», explicó Medina Mora.
La Doctora Medina Mora consideró como algo necesario difundir que una enfermedad mental es como una enfermedad física, «no es un problema, no es un vicio, no es un problema de flojera, no es que no le quieran echar ganas».
En tanto, Bojorge comentó que “el estigma en problemas de salud mental, es una de las principales barreras de atención de salud en todo el mundo», y agregó que aunque en México las personas sí buscan asesoría y llaman a la Línea de la Vida, se dificulta que acepten que tiene algún padecimiento. «Estoy triste y me siento mal pero no estoy deprimido, estoy angustiado pero es por la pandemia, pero yo estoy bien», son expresiones comunes en los pacientes.
«La persona pide ayuda, pero a la vez tiene miedo, se resiste a poder identificar un padecimiento», dijo la psicóloga de Conadic, quien añadió que esta situación se evidencia en el momento de derivar a la persona a una unidad de atención, ya que un “porcentaje alto” no acude a recibir atención y se queda en la contención que se da por llamada telefónica. «Sí llamo, si pido ayuda pero al momento ir al siguiente nivel algo todavía cuesta trabajo para la persona».
Por ello, exhortó a las personas a atender su salud mental, ya que es “el elemento esencial con el que podemos contener todos los días, con el que nos levantamos, con el que trabajamos, con el que estudiamos, con el que nos relacionamos como persona, como pareja, como familia, como estudiantes, como trabajadores, porque los problemas de salud mental son indiscutiblemente prevenibles como cualquier otro padecimiento en salud, llámese diabetes, hipertensión, cáncer, son prevenibles, son tratables”.
“Aprender a vivir con depresión no es opción” cuando podemos a desaprender a vivir con estos padecimientos y “aprender vivir con salud mental, que finalmente nos va a dar todos los elementos saludables, espirituales y fisiológicos para poder estar en armonía con nosotros, y con nuestro día a día, y aprender a disfrutarnos, a también a identificarnos, porque si bien la tristeza es normal, un elemento necesario como parte de nuestro entendimiento, de nuestra adaptación al día a día a nuestro ambiente”, este tipo de padecimientos, como la depresión, que tienen síntomas y con una importante carga de disfunción en las personas” que no es una manera de vivir, concluyó.