Científicos del Reino Unido y la Universidad de Manchester desarrollaron simulaciones para identificar los riesgos relativos de propagación del virus en el metro durante viajes cortos.
Madrid, 8 de febrero (Europa Press).- Las personas que viajan en el metro corren un bajo riesgo de verse expuestas al virus que causa la COVID-19, según las simulaciones realizadas por ordenador en un estudio realizado en el metro de Londres (Reino Unido) y publicado en la revista Indoor Air.
La modelización, realizada antes de la aparición de la variante Ómicron, determinó que los riesgos se reducían cuando la ventilación era buena y los pasajeros cumplían las medidas de protección contra la COVID-19, como llevar mascarilla, mantener una distancia social con otros viajeros, lavarse o desinfectarse las manos con regularidad y animar a las personas con síntomas de COVID-19 a quedarse en casa.
Científicos e ingenieros de la Universidad de Leeds, el Laboratorio de Ciencia y Tecnología de la Defensa (DSTL) del Reino Unido y la Universidad de Manchester desarrollaron el modelo para identificar los riesgos relativos de propagación del virus en un sistema de transporte masivo utilizado para viajes cortos.
La profesora Cath Noakes, de la Universidad de Leeds e investigadora principal del estudio, explica que «todos los entornos en los que las personas interactúan juntas presentan un riesgo de transmisión del virus y el transporte público no es una excepción. Si los viajes son cortos y no están abarrotados, y el vagón está bien ventilado, es probable que los riesgos sean bastante bajos».
"Building a model of #virus transmission for this environment requires a detailed understanding of the unique features of #publictransport"
Computer simulations have examined the potential spread of #COVID-19 on London Underground
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— Dstl (@dstlmod) February 8, 2022
«Llevar la cara cubierta puede reducir significativamente el riesgo de propagación del virus, sobre todo porque puede ser más difícil mantener la distancia social en un vagón de metro o de tren a ciertas horas del día –añade–. Aunque puede haber una pequeña posibilidad de transmisión al tocar una superficie contaminada, esto puede controlarse mediante la higiene regular de las manos y evitando tocarse los ojos, la nariz y la boca. Los resultados muestran que el cumplimiento de unas buenas medidas de mitigación probablemente sea eficaz para reducir la infección».
El modelo informático simuló los riesgos de que las personas se expusieran al virus a través de las principales vías de transmisión: estar a menos de dos metros de una persona infectada; tocar una superficie contaminada y, a continuación, tocarse la nariz, la boca o los ojos; o respirar las partículas virales que cuelgan en el aire, lo que se conoce como inhalación de aerosoles.
Los científicos subrayan la eficacia de continuar con las medidas de mitigación bien establecidas. Exponen las medidas prácticas que los pasajeros y los operadores de transporte pueden adoptar para reducir el riesgo de que el personal y los pasajeros se expongan al virus, que pasan por reducir la aglomeración en el transporte público podrían reducir la infección.
Cuanto mayor sea el número de pasajeros infectados, mayores serán los riesgos para los demás viajeros, advierten los investigadores, que señalan que las políticas de salud pública deberían animar a las personas infecciosas a quedarse en casa.
El modelo también predijo que una pequeña minoría de viajeros podría estar expuesta a una gran dosis del virus al tocar superficies contaminadas. Las instalaciones sanitarias para las manos situadas cerca de los puntos de mayor contacto, cuando la gente sube y baja de los trenes o cerca de las escaleras mecánicas, podrían reducir este riesgo.
Los investigadores añaden que «hasta la fecha no hay pruebas de que el transporte público sea un factor importante de la pandemia, pero al ser un entorno cerrado compartido en el que las personas pueden estar muy cerca, la transmisión es posible y entender los factores que influyen en la probabilidad de transmisión es importante para introducir y gestionar estrategias de mitigación eficaces».
«Esto es especialmente importante ya que el transporte público es una necesidad para muchas personas, y puede ser un entorno en el que el distanciamiento social es difícil de mantener, especialmente en sistemas de transporte urbano densos», insisten.
El doctor Martín López-García, modelador matemático de la Universidad de Leeds y coautor del artículo, apunta que «medir la transmisión en los sistemas de transporte público es un reto. Nuestro modelo permite conocer los distintos factores que pueden influir en el riesgo y debería utilizarse para planificar eficazmente estrategias que reduzcan la transmisión del virus», añade.