Uno los constantes intereses de Artes de México es el mundo artesanal, donde los animales gozan de una anatomía dictada en gran parte por los materiales en que están hechos y la forma aparentemente elemental en que son trabajados.
Por Margarita de Orellana
Dios inventó al hombre para oírle contar cuentos de animales
Proverbio africano
Ciudad de México, 20 de diciembre (SinEmbargo).- Desde sus primeras publicaciones, Artes de México ha tenido una gran fascinación por los animales. Seres que no han dejado de sorprendernos por lo enigmáticos y multifacéticos. Este interés forma parte de una de nuestras líneas de investigación que explora las diferentes maneras en las que la naturaleza en México tiene una poderosa y significante dimensión cultural.
En el número 130 realizamos un Bestiario culinario con algunos de aquellos animales que comían los mesoamericanos. Ahí mostramos las variadísimas formas, tamaños y hasta los sabores que disfrutaban, día a día y en sus momentos rituales, las diversas culturas que habitaban esta amplia zona.
Por otra parte, en todas las manifestaciones artísticas de la historia universal hay representaciones de animales y México no es la excepción. Cuando dedicamos una edición a los insectos, preguntándonos qué lugar ocupaban en la plástica desde antes de la Conquista, fueron muchos los descubrimientos. Desde la representación de grandes pulgas y arañas talladas en piedra hasta pintura, escultura y fotografía contemporánea que enriquecieron esas páginas. Después hemos explorado a la serpiente en cuatro volúmenes, la mosca, el venado y el jaguar, todos emblemáticos de México. Así volvemos a esta obsesión pero con una perspectiva distinta.
Otro de los constantes intereses de Artes de México es el mundo artesanal, donde los animales gozan de una anatomía dictada en gran parte por los materiales en que están hechos y la forma aparentemente elemental en que son trabajados. Algunas personas han considerado a estas piezas artesanales, equivocadamente desde nuestro punto de vista, como un arte menor o naif. Más de una vez hemos demostrado la importancia cultural que hay en esta expresividad popular llena de gracia, creatividad e ingenio especial para leer el entorno vivo de cada comunidad.
En esta edición hemos hecho confluir estas dos líneas de investigación y de valores creativos, y hemos encontrado piezas artesanales de animales que nos hacen pensar en las formas imaginativas e ingeniosas de contar cuentos sobre animales en la tradición oral de los diversos pueblos de México. Estos relatos son casi siempre anónimos y con frecuencia muestran algunos aspectos de la cultura de sus propias comunidades que las han transmitido de una generación a otra, muchas veces de manera ritual. Pero lo que todas esas narraciones tienen en común es un ingenio especial, una forma inesperada que nos toma desprevenidos; nos sorprenden cuando las escuchamos o las leemos por primera vez.
Aunque en este número la mayoría de los relatos son transcripciones, si el recopilador, como un buen artesano, ha sabido escuchar lo dicho e imaginado por el contador, aflora de alguna manera esa voz que se dirige normalmente a uno o a varios interlocutores de su comunidad. Y a la distancia, un lector ajeno, aunque no frecuente este tipo de literatura, puede encontrar un enorme placer en ella. Las formas de las palabras y las imágenes descritas sobre las funciones, travesuras, maldades y otras conductas peculiares que llevan a cabo los animales nos despiertan ese afán constante que tenemos desde siempre por escuchar historias seductoras.
No todos los textos de este número vienen de la tradición oral de las comunidades del país. Hemos agregado poemas, canciones y adivinanzas populares que muchos reconocerán. Por otra parte, se darán cuenta que en algunos textos literarios de varios autores reconocidos, existe también un eco del mismo humor y agudeza que antes que nada buscan hechizar al lector con los mismos instrumentos, considerados por otros escritores como demasiado simples o elementales.
Disfrutar estos relatos especiales se parece, de alguna manera, a lo que nos sucede cuando en un mercado o en un pueblo nos encontramos de repente frente a piezas artesanales que quizá no son las más elaboradas pero sí las más graciosas. Piezas de animalitos que nos arrancan una sonrisa y que no podemos evitar llevarnos a casa. La mayoría de las artesanías que presentamos aquí son precisamente como las que muchos de nosotros hemos comprado o que nos han regalado a lo largo de los años. Convivimos con ellas diariamente y su presencia nos alegra. Forman parte de una dimensión de la vida que caracteriza tanto a artesanos como a contadores de cuentos de muchas comunidades de nuestro país: su ingenio desmedido.