Tomás Calvillo Unna
La furia del resentimiento cuando adquiere el rostro del crimen
expande el infierno en el seno de las sociedades.
Esta época, la de la hipertecnología y demás adscripciones, (posverdad, posmodernidad, etc.), está siendo derrotada por la muerte, (ese Páramo que tarde o temprano habrá que recorrer).
Sin duda, el movimiento navista tanto en sus orígenes (1958-1964) como en su resurgimiento (1981-1993) representa una fuerza social de modernización política donde la lucha por construir espacios democráticos ha sido su motor principal.
Los contenidos de la vida se han modificado velozmente caminamos sobre arenas movedizas.
Era la estancia de la amistad donde la soledad en plural se reconocía y apreciaba: la conversación, sus tonos y risas.
La ventana de la noche se quedó abierta: nadie reparó en ello, siguieron los juegos de artificio y la guerra florida de adjetivos hirientes.
Una pizca de la frescura del amanecer para cuidarla entre las horas y más allá de las horas.
Si tan solo pudiéramos enfocar esta ausencia que llevamos, retornaría tal vez la pregunta de cada quien tan necesaria.
Para Gurudev, el Sanador que medita, en agradecimiento por su disciplina, libertad e inteligencia; donde quiera que este, la antiquísima sonrisa lo precede.
Tus palabras poeta de la fe, en la arena política, dislocan los discursos y pocos, muy pocos las entienden.
A mí también el mar me habita,
lo dijo suavemente antes de morir. La guerra quedó en su rostro en esos surcos de su frente, en las cortinas de sus pómulos, en las sogas de su cuello.
Su poder de asfixia impoluto convierte los rostros en mueca. Lo más bello es lo siniestro, así se afirma en su nombre.
De pronto nos descubrimos en la incógnita que no tiene respuesta: Es el cuerpo lo que tenemos;
su grandeza y miserias son la única realidad que al fin cuenta ¿Qué es el cuerpo? ¿Por qué sentimos que estamos atrapados en sus posibilidades y límites?
¿Por qué buscamos apropiarnos del carácter de otros seres vivos? ¿Por qué aspiramos en algún momento a no desaparecer con su carne huesos sangre?
Mirar, saber hacerlo en el sentido pleno de la palabra, implica, contemplar por los poros del tiempo, la inmensidad.
Ya no pude cumplir con aquel encargo de una hermana tuya para recoger un textil, no recuerdo si era un rebozo: amarillo o lo imagino rojo, no lo sé.