Tomás Calvillo Unna
Eso era lo único que decía del otro lado de la puerta, con su voz aguda, casi chillona.
Hay una lectura equivocada o al menos, se puede decir, sesgada de lo que sucede políticamente en las regiones del país.
Mira, si sigues pensando que tu abuelo pudo haberse comportado de otra manera, te descubrirás solito en un callejón sin salida, o encerrado en su closet con aquel olor a naftalina tan peculiar que lo identificaba; y su chaleco gris con rombos cafés, ¿recuerdas?, ajustado pero le quedaba bien y le gustaba. Tu abuelo se […]
Cada vez me intrigan más los sueños, y es lamentable que no logre asirlos. El mundo en ellos es una casa inmensa de corredores, habitaciones, callejones, patios y de pronto laderas de montañas…, a diferencia de años atrás, esos lugares donde me reconozco cuando duermo son reales, ahí están y desaparecen, como todo.
La antigua oración persiste;
al escuchar sus coros
no hay duda que asciende a las montañas
que circundan los puentes.
De alguna manera siempre lo ha sido, en particular con el tema del territorio, de sus definiciones y sus fronteras.
Podríamos decir que el tiempo ya se nos fue, el vértigo de la era tecnológica incrustada en la mente avasalla el sentido mismo de la existencia.
El arrojo de un joven candidato sin escrúpulos, asesorado por tres veteranos próximos al retiro, (quienes en algún momento de sus vidas quisieron ser presidentes del país), estuvo cerca de lastimar la jornada electoral del 2 de julio.
El discurso hegemónico del capital, sin contrapeso, derivó en una degradación social encarnada en los excesos del ejercicio del poder sin balance alguno y en la expansión de la violencia en el ámbito cotidiano de los ciudadanos.
Cómo decirle que su dolor es el de muchos,
que se reservan el amor para la otra vida;
la certeza de una antigua promesa,
que habla de la resurrección de los cuerpos.
Habría que medir el ánimo nacional. ¿Se puede hacer? O es solo una falacia e incluso eso de “Ánimo Nacional”, no existe. Podemos entonces explorar ese tema sin pretensiones sociológicas y solo hacerlo como un ejercicio literario y para ser más preciso, como propuesta de un relato de ficción.
Cuando aprendes el futbol de niño y en la calle, se puede después jugar en cualquier campo: de cemento, tierra o como son la mayoría, dizque de pasto. En la calle los cuerpos y los ánimos se curten. Las rodillas y los codos se cubren de costras, a veces las cicatrices quedan para toda la vida, pero una buena desviada como portero o como defensa, valieron la pena.
Este es el mensaje del Presidente de Estados Unidos que ha estado enviando desde el primer día de su mandato, atrabancado, grosero, con tropiezos, no del todo convincente, hasta los recientes sucesos, donde se le aprecia realizado.
Contradicción o paradoja, dependerá del proceso político que vivimos y de su desenlace social.
Desde el origen del idioma español, de su poesía, el tema de la muerte está presente.
Indudablemente, el humor de miles, proveniente de esa cultura con un instinto terapéutico, herencia arraigada, ajena al escepticismo filosófico y cercana a la experiencia de la sobrevivencia misma. Es el humor, una manera de resistir entre el instinto y la intuición, parte de la osadía natural de quien se compromete a la erosión permanente de cualquier representación, en particular la política.