Rubén Martín
Todos los gobernantes parecen haber entrado en la disputa por convencer a sus ciudadanos y al mundo, de que lo están haciendo mejor que otros, de que están tomando las mejores decisiones para manejar la pandemia y aplanar la curva de contagios de la peste moderna que es el coronavirus.
Es en estas perlas del titular de Fonatur donde está el núcleo del proyecto, más allá de un error de redacción en la MIA. La clave es que desde el centro, desde la cúspide del Estado se decide “llevar el desarrollo” a las comunidades que consideran pobres y atrasadas.
s pronto para saber si las actuales escaramuzas políticas entre Alfaro y el Presidente López Obrador son una lucha entre federalistas contra un centralismo opresor o meras reyertas entre facciones de la clase política profesional en la burda pelea por los votantes. Pero en definitiva, Krauze erró al comparar al actual Gobernador de Jalisco con el ilustre liberal del siglo XIX. Alfaro no es Otero.
Debe escucharse con atención los testimonios de quienes padecieron el Halconazo tapatío porque dan pistas sobre hechos que deben ser investigados, como la probable existencia de cárceles clandestinas
Tristes parentescos represivos para Enrique Alfaro, un Gobernador que prometió llegar para “refundar” la vida pública de Jalisco, y que más bien está reproduciendo la violencia estatal contra los movimientos sociales que exigen justicia y cambios de fondo en la sociedad jalisciense. Quizá más que buscar en los sótanos de poder, hay qué buscar la forma en cómo el Gobierno de Alfaro responde a la sociedad de Jalisco.
Si nos queremos salvar como civilización, debemos cuestionar esa “nueva normalidad” que nos pretende devolver a la “vieja normalidad” capitalista.
o. Los expertos predicen que otras epidemias llegarán y no pueden encontrar a una población mexicana con sistemas inmunológicos débiles debido a la mala alimentación.
Más allá de las observaciones del organismo fiscalizador, no parece haber duda de que José Miguel Bejos fue uno de los empresarios favoritos en la Presidencia de Peña Nieto. Y hoy, paradójicamente en un Gobierno que prometió separar el poder político del económico, nuevamente se ve favorecido con contratos en uno de los proyectos insignia del Gobierno de la 4T: el Tren Maya.
No habrá, al menos en mucho tiempo, una “normalidad” parecida a antes del coronavirus, lo que tendremos es una nueva “normalidad” pos-COVID-19 que por nuestro bienestar físico y emocional, debemos ir asimilando.
Conseguir los reclamos que se lanzan en los manifiestos de este 1 de mayo será una dura batalla social y política para la clase obrera, pues se avecinan tiempos muy duros para los trabajadores.
La guerra no está en cuarentena, sigue creciendo por todo el país.
Y luego de la pandemia, la catastrófica crisis económica que se está cocinando, hará más evidentes las consecuencias para los distintos grupos sociales.
Por el tono de sus mensajes, pareciera que algunos comentaristas quisieran que se saliera mal de esta crisis sanitaria para poder culpar al Presidente y su Gobierno
Es el momento de eliminar de tajo el financiamiento público a los partidos políticos. Han recibido más de 80 mil millones de pesos en las pasadas tres décadas, son recursos que habrían servido para contratar personal médico y tener hospitales de primer nivel en todas las regiones del país.
Si queremos aspirar a un mundo mejor después de la pandemia por coronavirus, no debemos aspirar a la “normalidad” del capitalismo de desastre que teníamos.
La emergencia sanitaria que ha provocado la expansión de la epidemia parecen justificar las extremas medidas que bordan el autoritarismo.