Roque Casciero
La banda sonora del infierno urbano es más actual hoy que hace medio siglo. Cuando se revisita una obra o un evento de hace cincuenta años, un error frecuente es extrapolar las circunstancias al presente. Si hoy el rock está en todas partes, ¿cómo no iba a ser así en 1967? De allí que, en cierto imaginario, ése haya sido un año pletórico de psicodelia para las sociedades occidentales.
Durante buena parte de su etapa Say No More, Charly García apuntó más a lograr un concepto unificador ante cada nuevo disco que al hecho de que la obra estuviera compuesta por buenas canciones. Incluso, subía la apuesta cada vez más, hasta límites ridículos como -en la época del regreso de Sui Generis- que hubiera dos álbumes sonando en diferentes niveles, cuando lo que se escuchaba en realidad era un despelote al que costaba encontrarle sentido. De allí que el título de su disco de regreso hiciera prever un desatino similar. Random, sin embargo, tiene muy poco de azarozo y nada de “conceptual”: se trata, simplemente, de un buen álbum de canciones. Diez, para más datos. Todas firmadas por García. Y con su sello inconfundible, más allá del paso del tiempo y de los estragos en su salud.
Nada resuena con tanta profundidad como el comienzo del tema, cuando Cave musita “caíste del cielo / chocaste contra la tierra en un campo / cerca del río Adur”