Ricardo Benítez Garrido
Sí, en la ciudad también hay tianguis dedicados a los músicos, uno de los más conocidos es el que cada martes se coloca en la calle de Puerto Rico, detrás del Gran Forum y a unos pasos del paradero de camiones del metro Taxqueña. Ahí, entre smog y mentadas, se venden instrumentos, discos, partituras, pedales, revistas y más.
“Ricardo, jamás has de enamorarte de una mujer que descarada o sutilmente desprecie a Tepito”, se prometió alguna vez el autor, después de que una de sus citas rechazara el que considera uno de los recorridos más fascinantes en la Ciudad de México: el barrio bravo, su piratería y su rica oferta gastronómica.
«Sólo un taco he probado en dicho establecimiento —el árabe de bistec con queso—, pero basta para otorgarle la medalla dorada e incluso para cimbrar mi espiritualidad», escribe en esta entrada Ricardo, sobre su taquería favorita El Tacuche Árabe.
Ricardo visitó «La Paloma Azul», una legendaria pulquería en la Ciudad de México, en donde encontró escenas que de haber sido capturadas con la cámara hubieran perdido su espontaneidad, por eso, las trae relatadas en este texto.
Imaginar una película, un camino en automóvil para alejarse de la gran ciudad y que signifique un reencuentro con un amor. Ahora Ricardo fantasea sobre cómo se habría visto este idílico encuentro.
Una película sobre viajes, la mejor idea para despejarse, derribar la hoja en blanco y olvidar por un momento los recuerdos que inevitablemente vienen a nosotros en estas fechas, ¿o no? Ricardo Benítez escribe sobre Up in the Air, el año nuevo y una relación que llegó a su fin.
«Con una frase concluyente se limita a culpar al Estado de que, frente a la encrucijada de permanecer en territorio venezolano o probar suerte en el extranjero, ella optara por la alternativa más dolorosa». Mariela llegó a México hace medio año con la promesa de conseguir trabajo y dejó su vida, su licenciatura en medicina, su familia, sus playas y su comida atrás.
Si una vida se puede describir a través de las marcas de los productos que se usan durante ella, también un cruce de vías públicas puede hablar de sí según sus escaparates y empresas sobre su suelo.
Ricardo Benítez nos cuenta la historia de cuando pasó de ser un aprendiz del nombre de 50 panes dulces a enamorarse de toda una experta en el arte de la repostería. y aprovecha para recomendar algunas de sus panaderías favoritas.
Las calles de Nueva York otoñal, con encuentros llenos de erotismo con un par de pelirrojas y por supuesto, todo ese jazz.
El autor cuenta lo que seguramente muchos han sentido: el tedio de la escala de un viaje. Sentirse en el limbo entre el lugar de salida y el sitio que nos espera. La impaciencia por contar lo vivido durante un viaje increíble y mucho más, por ver a aquellas personas que hacen sentir como en casa.
No sé por qué mentí diciendo que ya me sabía de pies a cabeza The Strip, Fremont Street y todo lo que generalmente se visita en Las Vegas y alrededores. Entusiasmado Paul respondió: “Ahora conocerás el lado oscuro de la ciudad. Todavía no estoy trabajando y puedo ser tu guía”. Dudé unos segundos, pero terminé admitiendo que sonaba como un plan atractivo para los cinco días siguientes y acepté la oferta.
Lejos de lo obvio, de lo ostentoso de Rodeo Dr. y lo turístico de Sunset Strip, están Bunker Hill y LA Plaza de Culturas y Artes. Fuera del glamour hollywoodense está la realidad de los migrantes hispanos en Estados Unidos. Ricardo Benítez cuenta esta historia californiana con la influencia literaria de John Fante.
Un ticket autografiado, un actor hollywoodense que idealiza las historias de amor en playas exóticas, un rompimiento de pareja, unas vacaciones de cultura light ofrecida en dólares y muchos gringos en bermudas. Ricardo Benítez plasma todo esto en la siguiente historia.
Ricardo Benítez nos lleva de paseo por la capital yucateca, en un viaje gastronómico imaginario junto al chef Anthony Bourdain. «Platillos voladores», mondongo a la andaluza, guayas, relleno negro y papadzules. Beisbol, cerveza e historias familiares. Acompaña al autor en la recreación de uno de los días más bellos de su vida.
Esta es nuestra última postal olímpica o cómo vive un joven escritor los JJOO. A partir de mañana, cuando concluye la justa deportiva en Río de Janeiro, los partidos de distintos deportes, los récords, las medallas, serán un recuerdo. En nuestro caso, una amarga evocación de todo lo que nos falta para llegar a competir de igual con los mejores del mundo