Diego Petersen Farah
La ruta de corrupción vs corrupción es, pues, de alto riesgo, y el Presidente lo sabe. Quizá por ello lo hemos visto de tan mal humor en los últimos días.
Lo que tiene que vigilar el Estado es que no se cometan abusos contra los creyentes ni se encubran delitos en nombre de la libertad religiosa.
Lozoya es la verdadera vacuna de López Obrador contra el coronavirus.
En política nada hay más complicado que la congruencia. Todos quisiéramos que nuestros políticos fueran absolutamente congruentes entre lo que dicen y lo que hacen, pero eso es imposible. Si hicieran lo que dicen y prometen, y solo eso, el país sería una caos, un conflicto permanente. Si solo prometieran lo que pueden cumplir a […]
Los cocodrilos siguen volando, bajito, pero volando. Si el Presidente no trae tapabocas, por absurdo que esto sea, nadie se lo pone o, peor aún, se lo quitan.
Más allá de las cartas, lo que se perfila para el 2021 es una batalla crucial para el futuro del país. La oposición, junta o separada, ya veremos, va a plantear el fracaso y la falta de resultados del Gobierno de la autodenominada Cuarta Transformación.
Pensar que el país saldrá adelante porque entra en vigor un nuevo tratado de libre comercio, sin duda mejor que el anterior, pero a fin de cuentas continuación, es bastante ilusorio.
No nos equivoquemos: la democracia no nació con el triunfo de López Obrador, él no es el paladín de la democracia en México sino un beneficiario más
Hay machismo en las alturas y en un Gobierno tan personalizado, tan centrado en la persona del Presidente, esta concepción no solo permea el discurso, sino que está detrás del desmantelamiento de las instituciones de protección a mujeres y víctimas de violencia.
Podemos discutir la pertinencia o no del foro al que citó y luego suspendió la Comisión, pero la existencia o no de los organismos públicos y particularmente los que atienden abusos cometidos por el propio Estado, como la CNDH o el Conapred, no puede quedar al capricho del presidente en turno, da igual cómo se llame y por cuántos votos haya ganado la elección.
Las instituciones del Estado deben estar diseñadas no para ayudar al Presidente en turno a ejercer su voluntad transformadora -independientemente de las buenas o malas intenciones- sino para dar estabilidad y certeza a los ciudadanos.
Conociendo al Presidente y el temor que comparte con todos los gobernantes de pasar a la historia como represores, pero sobre todo ante la incapacidad del Gobierno de tomar medidas de mitigación al impacto económico de la pandemia (por falta de voluntad en parte, pero sobre todo porque no tiene mucho margen de maniobra) lo más seguro es que la política será administrar el caos y pasarnos a los ciudadanos la responsabilidad de cuidarnos a nosotros mismos. La receta mexicana contra el virus no podía ser más surrealista y al mismo tiempo elocuente: no robar, no mentir y no traicionar, y que el dios al que usted le rece, lo ayude.
El caso más claro es la dificultad para establecer un semáforo nacional pues los gobernadores, no sin razón, pero sobre todo con motivaciones políticas, ponen en duda las decisiones del Gobierno federal.
A estas alturas del partido es evidente que la estrategia de seguridad del Gobierno de López Obrador no funcionó. Sacar al Ejército a las calles es el reconocimiento silencioso de ese fracaso: la respuesta ante una política fallida es doblar la apuesta, en lugar de hacer una revisión crítica de la estrategia.
Notimex y los medios públicos se han convertido en instituciones de propaganda, como en los peores momentos del partidazo, lo que en sí mismo es un retroceso, pero también en trincheras personales desde las que algunos personajes dirimen sus animadversiones con otros colegas.
El retraso tecnológico de la CFE, que produce energía cara y altamente contaminante, lo cual va claramente en contra del interés nacional, se justifica en aras de un bien mayor que es el fortalecimiento del Gobierno.