Óscar de la Borbolla
En el fondo, no importa si la idea que tenemos de nuestra vida es buena o mala, pues en todos los casos uno se equivoca.
Hoy me pregunto con sinceridad: ¿tendrá algún valor estar en el centro, sufrir por estar periférico, afanarse por ganar centralidad?
El porvenir me desvela; es un derrotero y, se sabe, en el desenlace de todo derrotero está la derrota final.
El enemigo cercano es más peligroso porque su proximidad le permite saber de nosotros.
Vivir en sociedad es un problema, y vivir fuera de la sociedad es prácticamente una imposibilidad.
Hoy, como decía, Marinetti, "lanzo mi reto a las estrellas", comienzo como ferrocarril este año y me propongo no solo llenar miles de páginas, sino desentrañar de una vez por todas el misterio de la existencia y encontrar lo que se ha buscado desde el principio de los tiempos: el remedio que perdió Gilgamesh por quedarse dormido, probar la fruta del otro árbol del Paraíso o conseguir, por fin, aquello por lo que legiones de alquimistas se chamuscaron las manos y los rostros. Esto sí me parece un respetable proyecto.
"2019 es irremediable, como todo año que se convierte en un membrete para catalogarse".
"En estos días que vienen nos faltan más severamente quienes nos completaban, y no por el influjo cursi del Brindis del Bohemio, sino por un mandato de la materia, de la geometría de la esfera".
"No cabe duda de que lo mejor que puede hacerse frente a la eternidad es pasarla muertos".
En estas ocasiones su fuerza nos enseña nuestra insignificancia, la puerilidad de nuestras técnicas para librarnos de la indefensión: el incendio en el bosque no es ese fuego de juguete que producimos en nuestras cocinas para prepararnos un café; es un fuego de veras que devora y envuelve calcinándolo todo.
Y el viaje no necesariamente tiene que ser al extranjero, basta con visitar otro estado, otra delegación, cruzar a la acera de enfrente, salir de nuestro cuarto, encontrarnos con otro ser humano para comprobar que cada quien vive encerrado en su pequeño mundo de convicciones sin ninguna evidencia que las apoye.
Una de las muchas rutas que pueden adoptarse para pensar es distinguir entre dos conceptos que generalmente van ligados y que, no pocas veces, su confusión ha tenido consecuencias desastrosas, esos conceptos son: evidencia y certeza. Generalmente lo que consideramos evidente se nos impone como certeza, o dicho en entras palabras: creemos en lo que […]
"Como podrá comprenderse con facilidad, la vida es una suerte de laberinto, pues cada decisión nos enfila por una de las disyuntivas".
"La multiplicidad resulta sospechosa, pues tratándose de visiones excluyentes, del estilo "esto o lo otro", si una versión es verdadera las demás son falsas".
"La sociedad requiere, para sobrevivir, que los individuos estén cohesinados o, dicho de otro modo, que se mantenga el Uno, no importa cuál sea este".
. Buscamos porque creemos que la solución está aquí, o sea, porque en el mundo está todo: porque el mundo es uno.