Óscar de la Borbolla
A mí amigo Andrés Roemer Los sentimientos, más que las palabras, son lo que hace posible la comunicación; haberlos experimentado alguna vez no sólo facilita que nos coloquemos en el lugar del otro, sino que descubramos que el sitio donde el otro se encuentra ha sido nuestro. Para quienes llevamos ya un rato en este […]
Vivimos -como decía Albert Camus- "como si no lo supiéramos", o como decía Jean Paul Sartre: "somos eternos en tanto no morimos". Las desgracias, las pérdidas, las muertes tienen, al menos, un aspecto positivo: nos revelan la existencia del paraíso aunque ya no sea nuestro.
Querido René: Tú sabes... tú supiste que muchas veces me senté, como ahora, a escribir por ti o para ti, pues presenté una docena de tus libros y cuando recibiste la Medalla de Bellas Artes estuve ahí contigo elogiando tu vida y tú obra. Tú sabes, René, que me sobran temas y motivos para hablar […]
No recuerdo quién me lo platicó o si lo leí en alguna parte (la fuente y la veracidad son irrelevantes); pero a principios del siglo XX, cuando corría la noticia de que un pianista europeo vendría a México, la gente -la burguesía, se entiende- conseguía las partituras del concierto prometido y, a fuerza de tocarlas, […]
Ofrezco el ejemplo más sencillo posible: en la serie 2, 4, 6, 8... el algoritmo podría formularse así: "ir sumando 2". No necesitamos tener toda la serie completa de lo números pares, ni escribirla entera para representarla, sino que es reducida al algoritmo: sumar dos al anterior. Y con ello podemos prever que después de 8 sigue 10 o que en la décima casilla tendremos 20.
Supongo que estas dos formas de vida entenderían -si pudieran entender, obviamente- de forma muy distinta ese refrán que viene desde Hipócrates: "la ocasión es fugaz"; para el reptil sería obvia, para la planta no tendría sentido.
Al margen del universo físico -conste que no digo real- cada persona habita en lo que considera verdadero. Quien no cree en lo influjos negativos de pasar por debajo de una escalera, pasa como si nada. Y quien descree de la maldición de los gatos negros que cruzan delante, simplemente sigue su camino sin prestarles […]
La tremenda paradoja es que nos hemos inventado unas fantasías completamente inadmisibles por no poder admitir los hechos inadmisibles. Esto sí que es un problema, una "ventana de oportunidad", como se dice hoy. Habría que asomarnos alguna vez por la ventana del ¡no es posible!
Me hundo es un decir: la arena movediza donde estamos parados no nos traga de golpe; vamos y venimos por los días y los años sin plazo fijo y, eso sí, en cualquier momento el pantano se abre y nos engulle.
He cometido una osadía de la que me siento orgulloso por el solo hecho de haberme atrevido: intentar explicar en público el macrocosmos y el microcosmos. Aclaro que no soy físico y para hablar, por un lado de las galaxias y, por el otro, de las partículas es indispensable serlo; aunque, al parecer, no necesariamente; […]
La gente ya no quiere, deserta, toma lo que viene, no lucha, no se esmera, deja que la vida le pase y ya no pelea por hacerse una vida que valga la pena: viven el día a día.
Cuando miro a mi perra echada en el tapete con la mandíbula encajada en el piso, en un oasis de paz beatífica no entiendo qué la inquieta; de un segundo a otro, para las orejas, ladra y su expresión de letargo muda como si hubiese advertido algo. La invito a callar con un "shist" […]
Hoy, sin embargo, revisando y leyendo aquí y allá para unas conferencias que traigo entre manos, he descubierto que pensar al hombre desde la perspectiva del espacio confirma mejor mi certeza: son las magnitudes, y no el tiempo, lo que nos hace comprender sin escapatoria nuestra absoluta pequeñez.
La percepción que tenemos de nuestra vida es tan raquítica como la del anósmico, la del individuo privado del olfato que, en consecuencia, solo es capaz de notar los sabores básicos: dulce, salado, agrio y picante.
A mí por deformación profesional o maldición congénita, da igual, se me desmorona la eternidad a cada rato y hay circunstancias en las que de manera invariable este odioso tema se me hace presente. Una de ellas es cuando abordo un avión.
Descubrimos lo tangible del mundo no cuando hallamos en él lo que deseamos, sino cuando aparecen las dificultades para alcanzarlo.