Martín Moreno-Durán
AMLO no sólo se quedó corto en su propuesta económica. No sólo se negó a apoyar de manera directa a los pequeños y medianos empresarios o negocios que integran al 80 por ciento del empresariado nacional y que generan 8 de cada 10 empleos.
Y durante 2021, 2022, 2023 y 2024, México necesitaría crecer, al menos, al 1 por ciento cada año para emerger y llegar así…¡al cero por ciento inicial que registró en 2019! Es decir: a su nivel de arranque, si la economía se desploma en -4 por ciento. Saldría tablas.
Y parte de esta historia inicia con un paralelismo: la admiración que tanto Echeverría como López Obrador le tienen al Presidente socialista chileno, Salvador Allende. Sin embargo, tanto LEA como AMLO fueron diseñados por el PRI autoritario, forjados bajo el fuego del viejo sistema presidencialista y moldeados a la manera del priato como partido único, mientras Allende era un marxista convencido, un socialista consumado. Echeverría y López son agua y aceite comparados con Allende.
Organismos como la Comisión Nacional del Deporte (Conade) y la Secretaría de Cultura, emitieron gráficos bajo el siguiente título: “Coronavirus COVID-19 NO ES UNA SITUACIÓN DE EMERGENCIA”. ¡Vaya insensatez!
Ante el fracaso de su estrategia inicial, López Obrador brincó entonces a una rápida etapa de mezquindad.
Tan sólo en apariencia. Cuando Reforma nos indica que el grado de aprobación es del 59 por ciento, el fondo es: AMLO ha perdido alrededor de 20 puntos en un año y 10 puntos durante el periodo diciembre 2019 – febrero 2020. Ejemplo: el promedio de aprobación hace un año, era del 81 por ciento. Esa cifra elevada se le deshizo a AMLO entre las manos.
Y sí, Kaiser tiene razón: lo ocurrido la noche del jueves 13 de febrero de 2020 en el patio central de Palacio Nacional, pasará a la historia como una noche vergonzante. La noche de la extorsión institucionalizada operada, directamente, por el Presidente de México.
Fue el desprecio agraviante de López Obrador en esa bufonada en la que se ha convertido la homilía mañanera presidencial. Fue el vilipendio humillante que Sheiunbaum mostró cuando la prensa le preguntaba de frente sobre las marchas y protestas contra feminicidios. Silencio. Desdén. Es combinación letal: un Presidente cada vez más alejado de la realidad que lo abruma y lo apabulla, y una jefa de Gobierno timorata ante los reclamos de una ciudad a la cual cree gobernar inaugurando obras de ornato o anunciando danzones para viejecitos. Vaya par.
AMLO pretende superar su trauma personal, justificar su arbitraria toma de Paseo de la Reforma en 2006 y reforzar su discurso de que en aquel año le hicieron fraude electoral, a costa de dinamitar al INE, debilitar nuestra democracia, apoderarse del órgano electoral y controlar las elecciones desde Palacio Nacional.
2019 fue el año más bajo de la historia en producción de gasolina: 189 mil barriles diarios. En el primer año de Fox, fue de 377 mil. Con Calderón, de 443 mil. Con Peña Nieto, de 524 mil. (Fuente: Pemex).
No quieren al panista ni a “México Libre” en la boleta electoral a mediados del 2021 – elección intermedia-, porque también saben que sería el rival a vencer. Porque ante el pésimo Gobierno de la mal llamada Cuarta Transformación, el voto adicional que AMLO recibió en julio de 2018 – alrededor de 15 millones de votos correspondientes a indecisos decepcionados por Peña Nieto y a priistas enojados por la imposición de José Antonio Meade como candidato-, bien podría irse ahora – volátil y caprichoso- a las opciones políticas que presente “México Libre”, ante el fracaso que ha resultado la actual administración. 2021 será un referéndum directo para el Gobierno en turno. Y en política, el que a hierro mata, a hierro muere.
Ofende y enerva que López Obrador recurra a la frase de un ex Presidente priista que gobernó hace…¡67 años!, y que hoy enarbola como pretexto para defender la decadente “investidura presidencial”. Chorradas.
No hagamos caso a puntadas mamarrachas como el “se me ponchó una llanta y voy a arreglarla”. Esos son tiquismiquis. Simples distractores.
Un pillo certificado, sin duda alguna. Cuento chino, eso de que Napito era “perseguido político”. ¿Cómo purificarlo? Otorgándole fuero legislativo para evitar ser aprehendido.
¿Cuáles fueron los pasos fallidos de AMLO y de Ebrard para detonar un conflicto diplomático del cual no se tiene registro ni memoria, de uno similar, por sus características y gravedad?
Ulises rio complacido. Nada como el ego acariciado por la mano suave de una mujer.