Martín Moreno-Durán
Desde Los Pinos, Gobernación y PGR, se implementó una estrategia para obstaculizar, nulificar y expulsar – de hecho- a los expertos independientes.
¿Sabían en Los Pinos sobre los innegables montajes que Zerón hacía en torno al caso Ayotzinapa? Se antoja difícil que ni Castillejos ni el jefe del grupo, Enrique Peña Nieto, fueran totalmente ajenos a lo que Zerón preparaba con tal de sostener la hoy desinflada “verdad histórica” divulgada por Murillo Karam y, ciertamente, apuntalada por las labores de Zerón.
La denuncia de los padres de familia fue presentada en la Agencia Central de Investigación para Delitos Sexuales de la PGJCDMX, indagatoria FDS/FDS-6/T3/00199/16-04 en contra de la dueña, Patricia Guitian Galán, esposa de “Rafa”. El 16 de abril, la Fiscal Especial en Delitos Sexuales, Alicia Rosas Rubí, divulgó que el presunto responsable del caso #Matatena ya estaba ubicado. ¿Y?
Hoy por hoy, aquella “verdad histórica” de Murillo Karam, vendiéndonos la idea de que los 43 de Ayotzinapa habían sido quemados, en su totalidad, en el basurero de Cocula, carece no sólo de validez en cuanto al respaldo científico. Va más allá. Llega al extremo de haberse convertido en una “mentira histórica” que encubrió, desvirtuó y manipuló lo ocurrido con los estudiantes.
Mancera no sólo le ha clavado puñales a Ebrard por la espalda, práctica común en la política y que ni debería de extrañarnos. Lo grave, es que esos puñales también atravesaron el corazón del PRD, partido que, quiera o no reconocerlo Mancera, lo apoyó con todo en 2012 hasta convertirlo en Jefe de Gobierno.
Los feminicidios en México van más allá de las cifras que aterran, de la estadística fría y macabra, del silencio agraviante. Las mujeres asesinadas tenían nombre, rostro, hijos, familia, amigos, historias.
Les dejo extractos de mi primera novela: Días de ira (Edit. Océano) con varios anhelos: que disfruten y sufran la historia, porque con la literatura se disfruta y se sufre; que se conmuevan; que se estremezcan; que conozcan, a fondo y por dentro, cómo se ejerce el poder en la casa presidencial; que comprendan a la guerrilla; que se metan en la piel del periodismo; que respiren la lealtad, el romanticismo y el erotismo de Blanca y de Primitivo, de Otoniel y de Juanita; que se indignen, que protesten, que sirva este libro para construir un país más justo y democrático, bajo una advertencia literaria inapelable: Cualquier parecido con la realidad, no es mera coincidencia.
Nunca, a la mitad del camino sexenal, cuando se supone que la consolidación de los gobernantes se ubica en sus picos más altos; cuando el poder en Los Pinos y en la Jefatura de Gobierno capitalina deberían estar en su mayor grado de aceptación ciudadana, y con el Presidente y el Jefe de Gobierno local en su esplendor político, gozando y ejerciendo el poder de manera eficaz y benéfica para millones, nunca se había observado un abandono tan dramático como merecido como el que, hoy, le endilgan los ciudadanos a Enrique Peña Nieto y a Miguel Ángel Mancera.
Hoy por hoy, Mancera ha extraviado la brújula y lo mismo se le ve recorriendo estados abanderando un programa a todas vistas electorero llamado “Médico en tu casa” – desde Chiapas hasta Durango, Michoacán, Chihuahua, Tlaxcala y Sinaloa, con tiempos que debería dedicar a la CDMX y gastando recursos salidos de los bolsillos de los capitalinos-, mientras la ciudad se ahoga en contaminación, detritus y porquerías que respiramos, y con una Influenza en repunte bajo síntomas alarmantes.
Y la maldición volvió. Otra vez la infamia. La muerte regresó de la mano de policías y narcos levantando y masacrando a jóvenes.
¿Qué le debe Peña Nieto a Humberto Moreira que hasta le pone a su servicio a un gobierno para sacarlo de la cárcel? ¿Qué le debe Peña Nieto a Javier Duarte para mantenerlo en la gubernatura, cuando una orden de Los Pinos bastaría para removerlo?
Al estar frente al atril, dueño del escenario, dueño de sus palabras, el Papa Francisco bien pudo haber roto protocolos –esa dinámica lo caracteriza-, y pedir el minuto de silencio por los feminicidios en Ecatepec, dar palabras de aliento a los padres de Ayozinapa y crucificar (valga el término) a los sacerdotes pederastas, empezando por el demonio mayor: el padre Maciel. Pero el Papa Francisco no lo hizo (o no lo ha hecho).
¿Por qué levantaron a los cinco de Tierra Blanca? ¿Los iban siguiendo desde el puerto? ¿Ya los esperaban en Tierra Blanca? ¿Los conocían? ¿Fue por venganza? ¿Fue un incidente desafortunado de vida: estar en el momento y en el lugar equivocados? ¿Iban por uno? ¿Iban por los cinco? ¿A quiénes se los entregaron? ¿Por qué a esos criminales? ¿Por qué mataron a Bernardo y a José Alfredo, los únicos identificados hasta ahora? ¿Por qué…?
Oaxaca tiene dos noticias: una buena y una peor. La buena: Gabino Cué pronto dejará la gubernatura. La peor: en su lugar podría llegar otro Murat.
Rebasado por la violencia el gobierno de Eruviel Ávila, el terror se apodera de su terruño, Ecatepec; postra a la entidad que intenta gobernar. Los feminicidios manchan al país. Edomex; una vergüenza a los ojos del mundo.
Literal, todo mundo sabía de la galopante y escandalosa corrupción de Humberto Moreira en Coahuila. Sus abusos financieros fueron documentados y denunciados desde 2012. Nadie lo cuestionó. Ni Peña. Ni Videgaray. Ni el priismo coahuilense. Ni el PRI nacional. Muy al contrario: lo encubrieron, lo solaparon. Clásico entre el priato. Viva la impunidad.