Martín Moreno-Durán
Pero que nadie se llame sorprendido. Así se esperaba el Informe de AMLO. No podía ser de otra manera: si durante 9 meses se la ha pasado entre bandazos ideológicos, decisiones precipitadas, ataques a la oposición, insultos a la prensa y lecciones de moral, ¿qué podría ofrecer de manera diferente o renovada? Nada.
Por supuesto que nadie le pide a AMLO que continúe la batalla sin estrategia que aplicó Calderón. Sería un error. Tampoco se le plantea que haga lo mismo que Peña: sacar del discurso el tema de la violencia. Significaría otro error mayúsculo. Sin embargo, hasta ahora, ni estrategia definida, ni combate eficaz, ni operativos de fondo, se han emprendido en contra de los barones de la droga.
Peña Nieto fue corrupto como Presidente, y entregó una economía mediocre de apenas 2 por ciento de crecimiento en promedio durante su Gobierno.
De entrada, la Fiscalía desestimó la prueba de que Robles informó de irregularidades financieras a Peña Nieto y precisó que se requería de un oficio firmado o sellado dirigido al entonces Presidente. Aunque el Juez la retomó más tarde, advirtió que para hacerse válida tenía que haberse presentado por escrito y que no valía el haberlo informado en una gira o mediante línea telefónica.
Resulta que en un insólito e irresponsable acto, el INEGI decidió…¡redondear artificialmente el crecimiento de la economía! Sí, como lo está usted leyendo. Es como si se fuera a la tienda, no hubiera cambio en centavos y lo ajustaran a la alza para favorecer al vendedor. Pues así la economía: durante el segundo trimestre del año solamente se registró en realidad un micro aumento (por llamarlo de alguna manera) del 0.053 por ciento, y para compensar al gobierno, se redondeó al 0.1 por ciento. Eso, aquí y en China, se llama manipulación de cifras.
Bajo una férrea línea editorial más política y de negocios que periodística, cuyo cancerbero es otro sonorense, un ingeniero de nombre Ignacio Anaya Cooley, multimedios de GEA se consolidó al amparo de los gobiernos en turno – federales y estatales-, aumentando al mismo tiempo su membresía en hospitales y hoteles. La llave abría puertas. La estrategia funcionaba. El grupo repuntaba. Nada parecía detenerlos.
AMLO impone a incondicionales y funcionarios sin preparación en la Comisión Reguladora de Energía y hostiga a su presidente a renunciar.
Banco de México, INEGI, los indicadores económicos, las calificadoras, los organismos internacionales, las empresas y medios de prestigio y respeto. Sí, como el Financial Times o The Wall Street Journal, por citar dos ejemplos globales.
Cuando Urzúa denuncia a “personajes influyentes del actual Gobierno con un patente conflicto de interés”, lleva dedicatoria directa: la empoderada e influyente Oficial Mayor de Hacienda, Raquel Buenrostro, quien ha sido la encargada de aplicar a rajatabla los criminales recortes de personal y presupuestales en el Gobierno, lo cual ha generado un desempleo galopante y la cancelación de programas y apoyos necesarios para la población.
Derrotado por su pésimo gobierno, arrinconado por la corrupción que él mismo fomentó y solapó, Peña Nieto fue una figura decorativa en Los Pinos, dedicándose a tres cosas esencialmente: a negociar con AMLO protección después de que dejara la presidencia, a entregar el poder sin chistar ni protestar, y a solucionar sus problemas maritales, divorciándose de Angélica Rivera para salir de Los Pinos soltero, libre y sin compromisos. La frivolidad siempre ha acompañado a Peña Nieto.
A AMLO no se le olvida el 2006. Hombre de rencores, político que utiliza el discurso del agravio y del odio para seguir dividiendo a los mexicanos como estrategia para mantener su fuerza rumbo a la estratégica elección intermedia del 2021, no pretende soltar a Carlos Slim. Lo quiere derrotado.
Sí, por su discurso y acciones más emocionales que racionales, AMLO se encuentra en un camino bifurcado: o se va por la ruta de la legalidad con Santa Lucía y Texcoco, con la posibilidad de una derrota en tribunales, o a la brava, desconocer las mismas leyes constitucionales que juró respetar y hacer respetar cuando tomó juramento como Presidente de la República, con las consecuencias legales y de imagen que ello conlleve, y que tanto le preocupan a AMLO.
Soy de los que piensan que el PRI jamás debe regresar al poder presidencial en México. Su ciclo histórico debe cerrarse y nunca volver. Ya ha hecho demasiado daño.
López Obrador fusila las ideas y proyectos que no son emanadas de su visión priista setentera, acribillando la pluralidad y a otras visiones y posibilidades de desarrollo.
Instantes después de que Camacho diera un mensaje que nada aclaraba y todo confundía, no lo pensé mucho: me brinqué a la brava el espacio que separaba las escaleras eléctricas del hotel Presidente, me planté frente a Camacho Solís y le pregunté, rostro con rostro:
El IMSS de la mal llamada Cuarta Transformación, en la peor crisis de su historia.