Sandra Lorenzano
«Poco a poco, más lentamente de lo que quisiéramos pero con paso firme, las mujeres seguimos avanzando».
«Migrantes, exiliados, refugiados, desterrados… cada término tiene sus perfiles propios y precisos, pero todos remiten, en última instancia, al dolor del desarraigo».
Imagínense cómo era la situación en 1901 y en Galicia, en una España conservadora y ultra católica. Y sin embargo, por increíble que parezca, fue en ese momento cuando la iglesia celebró el primer matrimonio lésbico: entre Marcela Gracia Ibeas y Elisa Sánchez Loriga
¿Quién no ha escuchado en alguna exposición de arte moderno –frente a un Picasso o a un Miró- la frase “pero eso podría hacerlo un niño de cuatro años”, dicha con aire despectivo y sabelotodo?
“Pienso que sólo debemos leer libros de los que muerden y pinchan. Si el libro que estamos leyendo no nos obliga a despertarnos como un puñetazo en la cara, ¿para qué molestarnos en leerlo? (…) Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros. Eso es lo que creo.”* Esta frase de […]
Como me sucede siempre, también esta vez estoy en Bogotá para aprender. Los testimonios y presentaciones que he escuchado en el 14 Congreso Nacional de Lectura, “Coordenadas abiertas: lecturas y escrituras en tránsito”, organizado por Fundalectura en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, me hacen volver a casa con el corazón rebosante de descubrimientos felices, nuevos amigos y admiración siempre renovada por este país que en todo momento tiene algo que enseñarnos.
Ahí está nuestro #MeToo. No tengo dudas de que son más las mujeres honestas, las que dicen la verdad, las que buscan justicia, que las otras. Más las que despiertan mi entusiasmo y solidaridad; las que me recuerdan que en tiempos de ríos revueltos la SORORIDAD y la EMPATÍA son para mí irrenunciables.
A lo largo de los años su obra ha construido una suerte de cartografía de las mujeres de nuestro país.
1. Me gustaría haber escrito este artículo después del 8 de marzo. Aunque ustedes estén leyéndolo el 10 –o como diría el querido Manuel Rodríguez Rivero, Mr. “Sillón de orejas”, en su columna semanal de Babelia, “si es que tengo algún lector o lectora”-, lo cierto es que lo estoy escribiendo el jueves 7, porque […]
1. “Hermana”, me llamaron. Desde cada imagen: “Hermana”. Las que caminan en los cerros Las que se suben a la Bestia Las que bañan a su madre Las que van a las marchas Las que muestran su cuerpo Las que lo esconden Las que cargan un hijo en el rebozo Las que gritan al parirlo […]
1. Y llegó el día en que Teo desde sus tres años preguntó: Mamá, ¿dónde está el abuelo Rafael? 2. La ducha está abierta. Tania tiene a su bebé en brazos. Le gusta bañarlo así. Pegado a su cuerpo. Sintiendo la piel suave y dulce de su hijo contra su propia piel. Hace unos meses […]
El mar al fondo, la familia en primer plano, los abrazos, las manos entrelazadas.
Para Lucy y David. Siempre. Fin de año es época de deseos. Yo, como seguramente muchos de ustedes, repito mis rituales para lograr que esos deseos se cumplan. Pero más allá de comer uvas, o de usar ropa interior roja para que no me falte el amor, o amarilla para el dinero, o de dar […]
¿A quién no se le estrujó el corazón al ver aquel video que se hizo viral sobre el racismo en los niños? ¿Lo recuerdan? Frente a dos muñecos, uno blanco y uno negro, varios chicos y chicas de entre cinco y once años respondían una serie de preguntas: ¿cuál es el muñeco más lindo?, ¿cuál es malo?, ¿a cuál te pareces? Hay que decir que en México no se encontraron muñecos morenos; ningún muñeco en el mercado tiene el color de la piel de la mayor parte de la población, por eso se eligió uno negro. Las respuestas revelaban el triunfo de los estereotipos, del racismo, de la discriminación. El muñeco blanco, el rubio, era para todos el “bueno”, el “lindo”, el “confiable”. El negro, todo lo contrario: generaba miedo, desconfianza, temor.