Leticia Calderón Chelius
Frente a este entramado los medios de comunicación se vuelven un arma política porque, desde tiempos inmemorables, la transmisión del mensaje público ha sido central para propiciar rebeliones.
Es difícil que México rompa la relación asimétrica que tenemos históricamente con Estados Unidos, pero en cuestiones migratorias seguimos siendo rehenes de los tiempos políticos de ese país y, en este caso, no nos queda sino estar atentos sobre qué pasa con una propuesta como la presentada, aunque sea una jugada meramente oportunista.
Fue hasta ese año, ya en pleno siglo XXI, que quedó establecido en nuestras leyes que quien ingresa al país sin documentos no debe ser acreedor de pena carcelaria, sino que es una falta administrativa.
Las candidaturas de perfiles cuyo principal e incluso única cualidad es proyectar un modelo de belleza o supuesta superioridad, expresa la parte más cruda del racismo impuesto hace ya demasiados siglos en México.
Este primer año de Biden en la presidencia de Estados Unidos no deja demasiado que celebrar
Se trata de entrada, de la lectura de la historia de México que propuso ofrecer el proyecto que hoy gobierna el país.
Lo que vamos a ver a partir de ahora es una estrategia más directa y agresiva desde la presidencia estadounidense porque de eso depende afianzar a sus votantes.
2021 no fue un buen año para migrar, incluso, podríamos decir que es uno de los peores para quienes tuvieron que hacerlo de manera forzada
Que quede dicho, “ningún ser humano es ilegal”.
«Un punto que no es menor y que hay que tener en cuenta es el hecho de que muchas de estas personas en espera de su audiencia de asilo en Estados Unidos acabarán quedándose en México porque es probable que no logren conseguir el estatus de refugiados en dicho país y a su vez, que decidan no volver a sus países de origen, que ya no serán sólo de Centroamérica, sino personas provenientes de cualquier país de la región latinoamericana».
Salir con que van a hacer a México democrático en medio de una ebullición democrática es solo hacer tiempo porque no les queda otra cosa.
«En 1998 se aprobó en México el derecho a la No pérdida de nacionalidad mexicana y a partir de esa fecha, todo mexicano nacido en el extranjero cuyo padre, madre o ambos son mexicanos, adquiere la nacionalidad mexicana».
Las posibilidades de que López Obrador amplíe su zona de incidencia se multiplicarían y podría mover piezas en un tablero que, aunque no es el suyo, tampoco le queda tan lejos y ya se aprendió el camino.
Votar es hacer patria, pero para eso se necesita que desde México se den las condiciones para hacerlo y el reloj sigue avanzando.
El problema es la compleja red delincuencial construida desde el poder y que de alguna manera sigue manteniendo piezas claves en sus entrañas para que las cosas no pasen más allá del peón sacrificado hoy, Lozoya.
Creer que señalar al neoliberalismo es una forma de ataque a una institución nos impide ver el panorama de manera más amplia.