Jorge Alberto Gudiño Hernández
El asesinato de Valeria, tras haber sido secuestrada y agredida sexualmente, se ha convertido en un hecho no sólo doloroso, sino simbólico en tanto representa la descomposición de muchos de los valores que deberían ser fundantes dentro de una sociedad.
El miércoles yo estaba tan tranquilo como se puede estar en este país cuando algunos amigos me llamaron. Era para quejarse de SinEmbargo. Me dijeron que estaban (o estábamos, porque aquí escribo) haciendo el ridículo, que no tenía caso dar patadas de ahogado. El fraude se había cometido antes de las elecciones y eso era lo que debía impugnarse. Nadie sería tan torpe como para poner a la vista y al alcance de todos la manipulación de los resultados electorales. Me pidieron, incluso, que me comunicara con los directivos del portal para decirles que ya no le movieran.
Yo no vivo en el Estado de México por lo que no podré votar mañana. Si tuviere que hacerlo, lo confieso, estaría en un enorme problema. Siendo muy objetivo, ningún candidato me convence, ninguna propuesta me parece sólida, no hay una razón por la cual darle un voto de confianza a alguno de los contendientes. Y, pese a ello, saldría a votar.
El atentado en Manchester, durante un concierto de Ariana Grande, ha dejado más de una veintena de muertos y casi un centenar de heridos. Esta cifra fue provocada por el estallido de un aparato explosivo que mató al terrorista encargado de activarlo. El ISIS asumió la autoría del atentado.
Yo no conocí a Javier Valdez pero varias personas cercanas a mí lo hicieron. Verlas llorar, escucharlas hablar de la calidad humana de Javier, ser testigo de cómo se lanzaron a la relectura de sus libros, me basta para sentir un profundo dolor por su cruel asesinato. Sé que no será el último de un periodista en este país. Ojalá sea el primero de muchos en que se castigue a los culpables.
Una “cuartilla” puede ser sinónimo de página pero, también, es una extensión determinada que servía para calcular caracteres antes de la computadora. Así, una cuartilla se constituía a partir de la idea de 65 caracteres por veintisiete renglones. Cuando, en el pasado, a alguien le pedían un texto de determinado número de cuartillas, le bastaba […]
Las noticias ya no provienen de sitios lejanos sino que suceden a pocos metros, en ambientes conocidos, con víctimas imposibles.
Obrador debería dejar de leer poesía por un rato y dedicarse a leer tragedias. En ellas encontrará que, al margen de los verdaderos culpables, el héroe trágico cae por sus propios actos y palabras.
Nuestra familia creció y descubrimos grandes opciones televisivas para los pequeños. Con eso conseguí desestigmatizar una creencia que tuve durante mucho tiempo: la televisión hace daño. No es así. No si ésta es buena, si los contenidos para los niños son supervisados, si se controla el tiempo que pasan frente a las pantallas, si se dialoga al respecto. Además, negarles la posibilidad de consumir televisión implica, en alguna medida, aislarlos de un mundo que conocen sus amigos.
Comala es mucho más grande que cualquiera de los supuestos defensores de su nombre.
Hace unos tres años, cuando mi hijo mayor entró a maternal, nos enteramos que un par de niños de cuatro años habían agarrado a una niña para que un tercero le diera un beso en la mejilla. Todos tenían la misma edad. Es claro que la intención estaba relacionada con el juego. Pese a ello, […]
No ahondaré sobre lo común que resulta toparse con personas inmersas en la vastedad de sus teléfonos celulares. Abundan por doquier y mucho se ha dicho en torno a ellos. Es común verlos incluso en eventos sociales o propiciando que el aburrimiento de sus hijos se atenúe con un dispositivo en sus manos. No ahondaré […]
Soy incapaz de imaginar lo que siente alguien a quien le desaparece un ser querido. Esa angustia que nace cuando no llega a la hora habitual; cuando es imposible localizarle con los conocidos, con los amigos; cuando los rumores comienzan a lastrar la esperanza; cuando una sospecha se anida en la primera de las noches […]
Los niños tienen no sólo el derecho sino la obligación de tener un panorama de expectativas diferente al de los padres. ¡Enhorabuena!
Imaginé, gracias al mentado reportaje de El País sobre las llamadas de extorsión desde el interior de las cárceles de la Ciudad de México, que el sujeto que me marcó veía el teléfono molesto: no se había concretado el negocio. Acto seguido, alzaba los hombros y buscaba un nuevo número que marcar.