Jorge Javier Romero Vadillo
Desde que se aplica la prueba PISA en México tenemos información de la quiebra de un sistema que produce analfabetos funcionales, incapaces de manejarse por la vida con operaciones matemática elementales y que, desde luego, es incapaz de diferenciar el conocimiento científico de cualquier paparrucha que le llega por los medios o las redes sociales.
Para cumplir cabalmente con la limitación constitucional a la sobrerrepresentación, el Instituto Nacional Electoral debería desde ahora, antes de que haya coaliciones y candidaturas registradas, fijar los criterios de asignación de los plurinominales, de manera que se eviten las trampas.
Es cierto que la reforma para impedir la reelección inmediata de legisladores y ayuntamientos se hizo junto con la que puso punto final a cualquier posibilidad de reelección presidencial, ya fuera continua o discontinua, y también cerró la puerta a la repetición en el cargo de los gobernadores.
No es necesario recurrir a la política comparada para reivindicar los beneficios de la representación proporcional en México.
El principal problema del menjunje indigesto es que pretende regular sin despenalizar tan siquiera la posesión simple de cannabis.
El Presidente de México se ha alineado con Trump, en un acto que, aunque sea de manera marginal por el poco peso internacional que ahora tiene México, ayuda a la construcción de un mito con posibilidades de echar raíces entre los sectores más recalcitrantes de la derecha supremacista norteamericana.
El avance de la regulación de la mariguana en cinco estados más y la despenalización de todas las drogas en Oregon muestran claramente que se puede superar el prohibicionismo sin esperar a la reforma de los tratados internacionales, pretexto al que se suele recurrir en México.
Chile está ante una enorme oportunidad. Por primera vez en Latinoamérica puede surgir una Constitución producto de un amplio consenso social democrático.
López Obrador no está comprometido con un proyecto de izquierda democrática. Lo suyo es claramente la derecha religiosa que manipula a los pobres.
El descrédito de los medios de comunicación tradicionales es tal que la voz del Presidente se vuelve verdad sin necesidad de contrastarla con la realidad.
No entiendo cómo alguien todavía hoy puede pensar en que López Obrador es un político de izquierda.
En lo que toca a los fideicomisos de ciencia y tecnología, el capricho presidencial es un total despropósito y es, de cabo a rabo, un acto de expropiación, pues no se trata de recursos fiscales, sino de dineros obtenidos por los centros de investigación de fundaciones y empresas privadas para llevar a cabo proyectos específicos.
El Presidente perdió la oportunidad de usar el foro de Naciones Unidas para hablar del papel que debería jugar la comunidad internacional para superar la peor crisis mundial desde la fundación del organismo.
Con la mera presentación de la propuesta de consulta formal, López Obrador ya mostró su intención de controlar a toda costa el proceso electoral de 2021
Mi irredento institucionalismo me hace así voltear a las reglas del juego como causales efectivas de la ausencia de partidos.
Cuando la realidad alcanzó al médico que por un momento se sintió estrella y se hizo evidente que México sería uno de los países más afectados del mundo, entonces se buscó en el pasado a los culpables del fracaso de la estrategia, como suele hacer el Presidente López Obrador frente a todos sus descalabros.