Jaime García Chávez
Más allá de si es o no el creador de la columna política en México, Denegri mantuvo varias que se hicieron proverbialmente famosas y terriblemente peligrosas cuando en la cima del poder político se decidía defenestrar a uno de sus prohombres, que lo mismo podía ser un alto funcionario que un miserable alcalde de un municipio sin importancia. Quizás la más famosa de esta columna fue Fichero Político, que en el nombre llevaba su venenoso propósito; pero también tuvo otros títulos más aterciopelados: Buenos Días, Miscelánea del Jueves, Rack y Rock, que eran la espada con la que golpeaba y extorsionaba, no nada más en lo político, sino también a los nuevos ricos del alemanismo en las páginas de Sociales.
El epicentro del movimiento de 1968 estuvo en la Ciudad de México, y eso contribuyó a darle una dimensión no sólo nacional sino internacional, emparentando la insurgencia de la juventud en el mundo con París, Berlín, Berkley, Washington y muchas otras metrópolis.
Preocupa escuchar al Presidente López Obrador decir: “Tengo información y ojalá se aclare, que no sea cierto, yo no tengo un sistema de espionaje… pero la gente me informa y me dicen que hay un exministro de la Corte asesorando a quienes promueven los amparos en nuestra contra, en contra de las obras que lleva a cabo el Gobierno y que son 16 despachos de abogados”.
Dar a entender que hay una “logia secreta y conspirativa” que decide el curso público de la política desde la oscuridad, es algo que pega fuerte en la conciencia de muchos crédulos.
Con motivo de la presentación del llamado “Paquete Económico”, entregado en la Cámara de Diputados y que contiene la visión de la Presidencia de la república sobre lo que ha de ser el Presupuesto General de Egresos de la federación, se inició una polémica sobre los recortes y reajustes que tendrán las aportaciones y participaciones a las entidades federativas.
Supongamos que el equipo gobernante es brillante por sus méritos y sus capacidades, pero el único que puede decir la última palabra es este Presidente.
Las vicisitudes que hoy vive MORENA –la pugna Monreal-Batres, el reeleccionismo camaral, la sombra de la imposición en direcciones regionales y en la nacional– son producto natural de su pasado inmediato, especialmente de su calidad de movimiento, por lo que no extraña que su fundador sostenga que renunciaría “si el partido (…) se echa a perder” y que hasta le cambiaría de nombre porque “no se debe manchar”.
«Escribir, por ejemplo, de la rijosidad en Morena, que nos grita que ya se acomodan las piezas, a medio año de gobierno lopezobradorista, rumbo a una sucesión presidencial inimaginable ahora».