Greenpeace
Puebla sin Plásticos surgió de una manera increíble en diciembre de 2018. La unión de más de 20 organizaciones civiles, de gente con ganas de ser parte de un cambio, de ayudar al planeta, a su país, pero sobre todo, a su Ciudad.
Diversas investigaciones en México y en otros países dan cuenta de la presencia de residuos plásticos prácticamente en todos los ecosistemas del planeta, en nuestros alimentos e incluso en nuestros cuerpos.
Consumir es un acto político, consumir diferente es una forma de activismo que todos podemos ejercer.
El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático nos advierte que los problemas de disponibilidad y calidad del agua no harán más que agravarse con la emergencia climática que ya está modificando los patrones de lluvia provocando inundaciones y sequías.
El decreto presidencial que prohíbe el maíz transgénico y el glifosato para 2024 publicado el 31 de diciembre del 2020 es un gran paso que nos acerca cada vez más a gozar de soberanía y autosuficiencia alimentaria en México.
Greenpeace adhirió formalmente al AG recientemente, reconociendo que no podemos esperar a que los políticos y el proceso de Naciones Unidas -las COPs- nos salven.
En la demanda presentada por las organizaciones se argumentó que el Gobierno francés no tomó las medidas adecuadas para enfrentar la crisis climática y que falló a la hora de implementar los objetivos climáticos en los ámbitos nacional, europeo e internacional, incluyendo aquellos de derechos humanos.
Las ciudadanas y ciudadanos podemos ser consumidoras y consumidores responsables, es decir, personas consumidoras informadas, que conocen de dónde vienen y cómo se producen los productos que consumimos y a dónde van los desechos una vez que la vida útil del producto se acaba.
El comercio global de residuos plásticos permite a los países desarrollados mantener altas tasas de consumo de plásticos de un solo uso que después mandan como residuos a los países en desarrollo para su supuesto reciclaje.
Uno de los graves peligros del maíz genéticamente modificado es la contaminación transgénica en cultivos nativos y especies silvestres a través de la polinización cruzada.
La entrada en vigor de la prohibición de plásticos en la Ciudad de México (CDMX) el pasado primero de enero, nos lleva a reflexionar sobre cuáles son las alternativas que tienen comercios y restaurantes para cumplir la ley, al mismo tiempo en que garantizan la subsistencia de sus negocios en tiempos de pandemia. A la par surge el reto de asegurar que dichas alternativas sean realmente ecológicas para que la prohibición cumpla con su objetivo fundamental, es decir, el cuidado del medio ambiente.
Los residuos plásticos están llegando a nuestros cuerpos, con los potenciales efectos que esto puede tener para nuestra salud.
Siendo que el agua es parte tan esencial de toda la vida y de la dignidad humana, creer que es un tema a resolverse por expertos en ingeniería y que al resto de la población sólo nos corresponde “cuidarla” y pagarla es verdaderamente ofensivo y autodestructivo.
Consumir en exceso en éstas y otras fechas genera impactos negativos en nuestro planeta que no podemos dejar de lado.
El nuevo planteamiento es que será la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) quien administre y ejerza los recursos destinados a apoyar la implementación de acciones para enfrentar los efectos adversos del cambio climático, con cargo a su presupuesto, debiendo emitir los criterios y procedimientos a observarse para la asignación de recursos a los proyectos.
La crisis de gestión del agua tiene años castigando a colonias enteras de la ciudad.