Francisco Ortiz Pinchetti
Es un hecho que la virulencia de pandemia ha arreciado.
«El Gobierno federal, incluido en primer lugar el Presidente de la República, busca sacar un provecho político y electorero al asunto».
Andrés Manuel López Obrador presumió hace una semana que en México “ya se vislumbra” que hay recuperación económica ante la pandemia de COVID-19
El Gobierno de Ciudad de México utiliza a mujeres policías inertes, con órdenes de no contestar agresiones, para presumir que no reprime las manifestaciones de las feministas.
Así, el propio Presidente hace una decidida –y a menudo contundente– promoción de ese medio de comunicación, al que no desmiente pero cotidianamente denuesta.
Todo esto viene a cuento por mi convicción de que la pandemia de la COVID-19 que nos azota ha provocado el surgimiento de una especie de “cocina de pandemia”, a partir precisamente de la necesidad de permanecer en casa el mayor tiempo posible, lo que incluye la tácita prohibición de salir a comer fuera, en restaurantes, fondas o loncherías, y en cambio alienta la preparación y consumo de alimentos en casa.
La pandemia de la COVID-19 ha prácticamente interrumpido nuestra relación personal. En estos horribles seis meses de aislamiento nos hemos visto dos, tres veces, aunque seguimos en frecuente contacto. La extraño mucho. Espero que esto pase pronto, sobretodo porque pienso que ella tiene derecho a vivir y disfrutar su juventud
De entrada, es una aberración la idea de preguntar al pueblo, al estilo de Poncio Pilato, si se somete a juicio o no a los expresidentes a través de una consulta ciudadana.
De lo que podemos estar seguros es de que este Segundo Informe será a distancia… de la realidad
El problema mayor que significa esta práctica, cada vez más frecuente, es el riesgo de que forme parte de otra “nueva normalidad” y que acabemos por acostumbrarnos a ella en ausencia de un cabal estado de Derecho
Pienso que la mentada ley, en uno de los estados más pobres del país y con altos índices de informalidad, resulta demagógica y engañosa
Y es que desde que comenzó la pandemia, los servicios de salud de rutina fueron reorganizados o interrumpidos y muchos dejaron de brindar atención a las personas en tratamiento contra enfermedades como el cáncer, enfermedades cardiovasculares, males renales y diabetes.
Los cirqueros, en efecto, son gente decente. Se ganan la vida de manera honorable.
Ser reportero en la pandemia implica, además de los atributos normales que requiere esa actividad, como un insaciable afán de investigar y descubrir la verdad, cierta temeridad para enfrentar los inminentes riesgos del contagio y sus consecuencias, en un país donde cada día hay un promedio de 6 mil nuevos casos confirmados oficialmente.
Los productos anti COVID-19 invaden también, publicitariamente hablando, periódicos, revistas, sitios digitales. Colman el Internet y se cuelan por Twitter o Facebook e Instagram. Se les encuentra en portales de venta en línea, como Mercado Libre o Amazon.
Es el único caso hasta ahora por el que el expresidente de la República –acusado de mil corruptelas en medios y redes–, pudiera realmente ser encarcelado. Así de clave.