Francisco Ortiz Pinchetti
Seguramente los niños no teníamos conciencia de que la quema de Judas, que llegó a ser una costumbre anual, correspondía en efecto a una tradición centenaria cuyos orígenes se perdían en los tiempos de la Colonia.
Miguel Ángel Mancera Espinosa, de plano, no tiene remedio. Hundido en el desprestigio, rebasado por el problema de la contaminación ambiental, fracasadas prácticamente todas sus iniciativas, el Jefe de Gobierno de la capital del país actúa como si nada ocurriera.
La esposa del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa es la que da “la nota” en los sondeos publicados en un lapso de una semana por los diarios El Financiero y El Universal.
Resultan ya insoportables, por su frecuencia y por su insulsez, los mensajes unipersonales y claramente auto promocionales del presidente del Partido Acción Nacional, Ricardo Anaya Cortés, por radio y televisión.
Una vez definida su integración, la Asamblea Constituyente se instalará el 15 de septiembre, y la Constitución Política de la Ciudad de México debe quedar aprobada a más tardar el 31 de enero de 2017, por las dos terceras partes de sus integrantes presentes. La rebatiña será de pronóstico.
Supusieron algunos ingenuos que quien visitaría México sería el mismísimo Arcángel San Miguel y no el humilde Papa Francisco.
Ningún respeto se tiene por la vida de esos seres cuando se afirma en tono festivo que tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata o que muerto el perro, se acabó la rabia.
Estoy convencido de que la visita del papa Francisco a México, que se inicia dentro de una semana, va a marcar a nuestro país.
En términos generales y tan sólo en sus cuentas de Twitter, uno de cada tres seguidores totales de nuestros gobernantes obedece a perfiles ‘falsos’; es decir, son cuentas con escasa o nula actividad que interactúan poco en la red social, así como con otros usuarios, además de los bots
En un México dominado por un partido hegemónico y sumido en una profunda crisis, Krauze proponía –así lo dijo— algo sencillo para enfrentar el agravio de desigualdad, despilfarro y corrupción: la democracia plena.
El Distrito Federal cambiará su nombre a Ciudad de México, convirtiéndose en la entidad federal número 32 y se mantendrá como la capital del país; la Ciudad de México deberá tener su primera Constitución Política a más tardar el 31 de enero de 2017.
El jefe del Ejecutivo capitalino mintió sin rubor, a pesar de la oleada de quejas ciudadanas por abusos en la aplicación de sanciones que saturan las redes sociales que alcanza ya dimensiones de escándalo.
Se me ocurre sugerir un ejercicio que podría devolverle amenidad a nuestras intenciones: asumirlas ahora al revés, como despropósitos de Año Nuevo.
En mi familia no era posible concebir una Navidad o un Año Nuevo sin que el pavo estuviera presente en el menú, como lo estaba en calidad de personaje de la temporada en las inolvidables “pavadas” de los cartones de Abel Quezada en Excelsíor todas las mañanas. La primera de esas festividades solíamos celebrarla en la casa de mis abuelos maternos, con todos los tíos y primos que integrábamos el clan de los Pinchetti. Para los chicos, el gran atractivo era el reparto de regalos que invariablemente, por lo contrario, dejaba insatisfechos a los adultos.
En medio de nuevos escándalos de corrupción que involucran a funcionarios panistas de la delegación Benito Juárez, en la capital del país, y de la administración de Guillermo Padrés Elías en Sonora, me encuentro con una nota que luego de sacudirme me lleva a toda una reflexión, por resultar harto significativa.
Pienso en la legalización del aborto y de los matrimonios entre homosexuales, prohijados por el PRD. Pienso en las políticas antipopulares y represivas apoyadas por el PAN a nivel federal, como la privatización de Pemex y la reforma educativa.