Ernesto Hernández Norzagaray
El traje sastre oscuro en política se volvió símbolo de distinción, formalidad, sobriedad, elegancia y respeto intimidante. Esa imagen impostada a la que se nos ha acostumbrado a ver siempre fue una fachada infame para esconder lo que realmente se busca en la representación política: Poder, para hacer lo que se quiera en su radio de acción, asumir cargos públicos a los que se le asignan buenos presupuestos y una parte de ellos termina en sus cuentas privadas.
Hay una curiosa coincidencia entre Peña Nieto y López Obrador, la percepción de una franja de la sociedad de que ambos acordaron la liberación de Elba Esther Gordillo y ahora los dos presidentes, uno en funciones y el otro electo, parecieran querer librarse de ella.
Siempre la ceremonia del adiós será un acto íntimo que llama inequívocamente a la memoria, al recuerdo, a los pasos cortos y largos de la existencia.
En los últimos años he vivido temporadas en Guadalajara y esas estadías me han permitido ver el estilo de gobernar de Enrique Alfaro.
Luego del triunfo presidencial de Vicente Fox en su gabinete se planteo la pregunta: ¿Qué hacer con el PRI?, así lo documenta detalladamente el entonces canciller Jorge Castañeda en su libro autobiográfico: Amarres Perros.
Hubo, hay, alguna vez en México una Presidencia imperial que lo alcanzaba todo como una enredadera tropical: Reunía una persona poderes plenipotenciarios que subordinaba al resto del Estado; centralizaba decisiones al margen de la soberanía de los estados y municipios.
Francia ganó la Copa Mundial teniendo en su nómina a 14 jugadores que tienen sus orígenes en el África negra.
Una de las buenas experiencias de la pasada elección presidencial es sin duda alguna la iniciativa colaborativa de decenas de instituciones, medios de comunicación y profesionales de la información que crearon Verificado 2018 destinado a “combatir noticias falsas, promesas, denuncias y críticas sin fundamento basadas en datos equivocados con el objetivo de engañar al elector”.
Cada uno de los mexicanos vivimos de distinta manera la experiencia electoral del domingo pasado. Unos desde la ausencia, otros desde la indiferencia y la mía la viví desde antes que se instalara el Consejo General del INE para poner en marcha el proceso electoral.
Elías Canneti en su libro Masa y Poder que le mereció el Premio Nobel de Literatura en 1981 habla de que el fuego convoca a multitudes.
Ese triángulo Ciudadano-INE-TEPJF debe no solo parecer virtuoso sino serlo para garantizar una elección de calidad de la que todos nos sintamos orgullosos: el ciudadano que emite responsablemente sus votos preferentes, el INE que organiza cada una de las más 150 mil casillas electorales y el TEPJF con resoluciones en estricto apego a la ley.
No cabe duda que los anayistas están confundidos, no tienen una misma postura en el tema de los pactos en la elección presidencial o se han dividido la chamba. Jorge Castañeda por un lado habla de que ya existe uno entre EPN y AMLO, mientras Diego Fernández de Cevallos dice que terminara de imponerse otro entre EPN y Ricardo Anaya.
Algo no coincide entre las estrategias de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la campaña electoral presidencial lopezobradorista y, no porque necesariamente tengan que coincidir sino porque en política es elemental que los aliados colaboren para lograr el éxito electoral.
Alicia, hacía periodismo especializado, lejos de aquel estrictamente político-electoral, narcotráfico o la narcopolítica que explicaría, no justificaría, más fácilmente la posible causa de esta muerte, mientras Héctor su trabajo estaba más ligado a la distribución de noticias.
Esta organización fundada en 1959 por un grupo de jóvenes que tenían como objetivo poner fin a la dictadura de Francisco Franco y alcanzar la independencia del País Vasco - una región económica y cultural que abarca parte del norte de España y el sur de Francia-, y para ello asesinan la mañana gélida del 20 de diciembre de 1973 y en la calle Claudio Coello de Madrid al almirante Luis Carrero Blanco, presidente y heredero del gobierno franquista, y su muerte sería un factor clave en la transición de la dictadura a la democracia, las fuerzas progresistas de dentro fuera de la península ibérica animaron los cambios que culminan con la llegada a la Presidencia de Adolfo Suárez, un joven surgido del Movimiento Nacional franquista y quien habría de impulsar cambios institucionales profundos que sustanciaron lo que hoy se conoce como la transición española a la democracia.
En el imaginario colectivo quedó como la expresión más acabada de la estrategia del miedo aquella ideada por Dick Norris o Antonio Solá en 2006: “López Obrador, es un peligro para México”, sin embargo, esa frase que estaba disparada a los sentidos de ese amplio sector de indecisos hoy pareciera una caricatura, inocente, irrelevante y poco pegadora, ante los rasgos que estaría adquiriendo esa amenaza en algunas regiones, estados y municipios.