Ernesto Hernández Norzagaray
Hubo una vez en este país el gran negocio de los modernos gurús políticos y que hoy se encuentra en entredicho.
La representación del poder casi siempre es mayúscula, ostentosa, apabullante, desmesurada, inalcanzable para los simples mortales y puede llegar también alcanzar ruindad y vulgaridad en el ejercicio del poder.
Llegue en el otoño de 1972 a CU a estudiar la licenciatura en sociología en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, el mismo año, en que Andrés Manuel López Obrador ingresó a la licenciatura de ciencia política.
He seguido de cerca las noticias que nos llegan desde la Corte federal de Brooklyn sobre el juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán y cuando las leo o escuchó la cobertura periodística, inevitablemente me quedó con la palabra Sinaloa con un sabor agridulce.
En la mañana del pasado martes 13 se inició en una Corte federal del Distrito Este de Nueva York el llamado “juicio del siglo” contra el narcotraficante sinaloense Joaquín El Chapo Guzmán Loera.
Jeffrey Lichtman, el abogado de Joaquín El Chapo Guzmán, sostuvo cuándo inició en Brooklyn el espectacular “juicio del siglo” que el verdadero líder del Cártel de Sinaloa es Ismael El Mayo Zambada y por ende ha sido quien ha enviado cientos de toneladas de droga a su país, además, soltó la primera bomba mediática cuándo afirmó que Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón durante sus mandatos presidenciales habrían recibido millones de dólares, suponemos, a cambio de protección.
El lector cae en cuenta que el título de la portada deriva de una entrevista con el constitucionalista sinaloense.
Estos días bajo distintos ropajes se ha manifestado el delirio neoliberal incluso por contagio entre sectores que pudieran haber votado por Andrés Manuel López Obrador y esto pudiera afirmarse en los próximos días y semanas.
Veo y escucho el video donde el diputado morenista Pablo Gómez desde la tribuna fustiga a la bancada priista y panista...
“Estos colchones no sirven ni para que duerman los perros”, declaro enojado uno de los vecinos de las tantas colonias afectadas por las lluvias torrenciales que dejaron desolación, destrucción, perdidas, llanto y muerte, para rememorar luego: “desde que se lo dieron, su cuarto se impregnó de un olor a carne putrefacta, y empezaron a llegar las moscas. Al abrirlo observó una gran mancha que se asemejaba a sangre, y la peste era insoportable…además, la envejecida colchoneta del interior tenía algunos orificios que parecían impactos de bala. El rumor de que alguien hubiera sido baleado en ese colchón empezó a dispersarse de forma inmediata y provocaba coraje y terror” (El Debate, 17 de octubre de 2018)
La tarde del martes pasado llegó una comunicación por WhatsApp de la amiga antropóloga Patricia Molinar donde venia la carta que había puesto a circular Manuel Castells.
Resulta, inevitable, vincular los actos conmemorativos del 2 de octubre de 1968 con la llegada de Morena al poder presidencial, como también no ver en la ofrenda floral que AMLO depositó en la Plaza de las tres Culturas, un acto de gran simbolismo por el futuro de las libertades públicas.
Después de la campaña, decidimos continuar trabajando con la misma intensidad, para no perder el paso -palabras más, palabras menos, fue la respuesta que AMLO dio a los medios de comunicación para justificar del trabajo en campo poselectoral.
La noche del 15 de septiembre la gente despedía al presidente Peña Nieto con un sonoro, uniforme, contundente y desgarrador: ¡Vete ya!
La convocatoria era a las 10 de la mañana en el penal de Mazatlán y luego de cruzar los filtros de gruesas barras de hierro, cámaras y rostros adustos que menguaban con los primeros acordes de violines, trompetas, timbales, voces agudas y graves.
Es un viejo debate transicional. Las transiciones históricamente están selladas por una serie de pactos y acuerdos entre los que se van y los que llegan para garantizar un mínimo de tersura sucesoria. Se podrá decir, no sin razón, que en una sociedad democrática no debe haber otro pacto que no sea el constitucional y las leyes que de ella emanen.