Arnoldo Cuellar
La Alcaldesa también ha cometido errores graves de juicio, preocupada por su imagen.
Los problemas de adicciones que se reflejan en la violencia que vivimos no tienen que ver solo con alcohol, cigarrillos y mariguana, pues la entidad padece una epidemia de consumo de metanfetamina o cristal.
Todo indica que en el PAN olvidaron sus valores democráticos, pero también se les acható cualquier capacidad de autocorrección.
¿Contigo y por ti? ¿Podrían los niños del preescolar Juan Aldama creer el mantra con el que cierra su administración Héctor López Santillana?
¿Quién en su sano juicio mata a quien le debe dinero y que además es dueño de un negocio aparentemente próspero?
Hay temas más allá del estado de ánimo del Fiscal, al que nunca le preocuparon de esa manera los decrecientes rendimientos de la dependencia que dirige.
El encono de las respuestas registradas en el intercambio entre la cofradía de ultraderecha de Guanajuato y el titular del Poder Ejecutivo Federal no facilita el camino para resolver muchos de los pendientes de Guanajuato.
En Guanajuato, las autoridades formales, los liderazgos políticos extraconstitucionales, los aliados empresariales, los partidos de oposición y hasta la iglesia, salieron en coro a defender al Fiscal no precisamente por sus resultados, sino justificando que la debacle no es entera responsabilidad suya sino que tiene otros componentes, como la incuria de los municipios y la hostilidad del Gobierno federal.
No es extraño, al contrario, es muy común en la mentalidad autoritaria convertir a los críticos en enemigos no del personaje, sino de su pretendida alta misión.
El estado de Guanajuato vive uno de los peores momentos de la historia moderna en cuanto a seguridad y violencia: los asesinatos están disparados en buena parte de los principales municipios; masacres atroces anestesian la sensibilidad y la capacidad de indignación.
Quizá en el origen de su carrera probablemente ni siquiera sabía lo que era la ultraderecha e incluso llegó a participar en ceremonias masónicas, a la vuelta de los años el Fiscal Carlos Zamarripa Aguirre se ha convertido en el mayor sostén de la dominación política de las corrientes ultras en el PAN.
Fue la urgencia de los directivos de la feria de León, integrados en un consejo de escasa participación ciudadana, encabezado por un político que brinca de cargo en cargo sin brillo alguno y un barón de los medios de comunicación electrónica, lo que condujo a la celebración de una feria de verano forzada justo cuando empiezan a repuntar los casos de COVID en lo que ya se advierte como la tercera ola de contagios.
Del proceso de 2021 surge un panorama político más degrado que el que teníamos anteriormente, con partidos en crisis, dirigencias débiles y un Gobierno que no busca alianzas o confluencias, sino complicidades.
Ese es el gran tema de los próximos años en Guanajuato, sin lugar a dudas: un hombre fuerte, con fuerza armada, autonomía y 19 años de poder incontestado.
Una y otra vez, Diego Sinhue Rodríguez ha visto cómo se caen las versiones que le vende quien antes era su colaborador y que hoy detenta un espacio autónomo. Una y otra vez debe de pagar con su propio capital de credibilidad los engaños con los que le envuelve el Fiscal.
Esta era una gran oportunidad de dar una batalla contra prejuicios arraigados sobre los cuales no debería privar el pragmatismo político, pues una de las consecuencias de hacer la vista a un lado es normalizar lo que deberíamos erradicar.