Alejandro Páez Varela
@paezvarelaEl fracaso de las reformas y la economía en picada juegan un papel importante en la derrota prematura del Gobierno federal. Pero no es ya sólo eso. La visión de Osorio Chong también le hace daño al Presidente. Y un daño muy severo.
Le aplaudo al Gobierno de México cuando renuncie a mantener un discurso falso con periodistas caradura y “defensores de derechos humanos” de pésima reputación (léase aquí, entre otros, a Isabel Miranda de Wallace) y acepte la crisis de derechos humanos que se vive.
Digo que los perredistas andan inquietos con “el natural”, con Mancera. Digo que camino del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México hacia 2018 se ha complicado, que su futuro ya no se ve tan claro ni aunque se pare en el techo de su oficina, en el corazón de la ciudad. Y no sólo es la contaminación lo que lo nubla.
Y luego, con la flaca y manipulable memoria de los mexicanos como aliado –y mucho barabím barabám–, “el mito de los 43” será uno entre muchos. Como el mito del “chupacabras”, por ejemplo; o como el de la leyenda de “La Llorona”.
Chihuahua y Veracruz necesitan un cambio AHORA. Creo que un cambio en esas entidades podría alimentar –ojo, no dije provocar– la ola ciudadana de cambio en todo el país, si tomamos como válido que “El Bronco” es parte de lo mismo (del cambio) (aunque yo he expresado mis dudas).
OHL, Humberto Moreira, la élite del PRI y del Gobierno se volvieron una misma masa impune. Como una fiesta de cumpleaños de Diego Fernández de Ceballos, donde periodistas, ex presidentes, gobernantes, políticos, empresarios y líderes religiosos celebran la vida.
Los mexicanos deberíamos suspender la “búsqueda de los culpables” de nuestras desgracias. Somos el perro persiguiendo nuestra propia cola: los culpables de la larga noche del PRI en México están frente a nosotros: en el espejo.
Una lástima para el proceso democrático mexicano lo que está pasando en la Ciudad de México. Una verdadera lástima, además, que gente como Alejandro Encinas y Cuauhtémoc Cárdenas se dejen arrastrar por Mancera sólo porque les paga los helados y los toma de la mano mientras los pasea por la fiesta. Perdieron su vocación de opositores y se hicieron viejos, acríticos, comodinos.
Ellos no me impresionan, sino nosotros: este 2016, ya verán, el PRI ganará casi todo. Y en 2018, a pesar del desastre de la economía y la cantidad de abusos y corruptelas, me temo que volverán a ganar.
Tom Wainwright, editor de The Economist y ex corresponsal en México por la misma revista británica, tiene una idea: dejar de gastar miles de millones de dólares y combatir a los cárteles como lo que son: grandes corporativos. El mundo, dice, ha fracasado en la guerra contra las drogas. Y lo mejor que podría hacer es aceptarlo y emprender una nueva estrategia. La legalización, por ejemplo. Advierte: “Cualquier país que se encuentre entre las terrazas de coca de los Andes y las narices insaciables de los consumidores estadounidenses, siempre va a tener un problema muy grande con el crimen organizado”. De eso se trata su libro: Narconomics.
Hemos ignorado a Trump; pues qué mal. Y hemos ignorado que este gobierno es cada vez más cercano al de Salinas. Pues nadie se diga sorprendido...
“Le hice notar al principito que los baobabs no son arbustos sino árboles grandes como iglesias y que aunque se llevara toda una manada de elefantes, la manada no acabaría ni con un solo baobab”, dice El Principito en el Capítulo IV. En el libro Paracaídas que no abre (Almadía), Alejandro Páez Varela vuelve a hablar del baobab, en clave romántica, poética y apasionada
Si Francisco es inteligente (y seguramente lo es), él mismo sabrá que necesita empujar mucho más si realmente quiere participar en la transición mexicana. Sabe que debe empezar por la iglesia misma, que se ha convertido en parte orgánica del cuerpo corruptor principal. Norberto Rivera Carrera cabe perfectamente en la “casa blanca”, dándole la bendición a Angélica Rivera; Onésimo Cepeda podría casar a los herederos de Grupo Higa y de OHL, por ejemplo, y a nadie le sorprendería. Los jerarcas católicos mexicanos son uno con los otros poderes: con los funcionarios corruptos, con los empresarios corruptos, con los líderes partidistas corruptos, con los grandes corruptores de almas: los criminales.
Eruviel es hoy lo que fue Peña Nieto para su tío, Arturo Montiel. Peña traía toda la información de su tío e hizo lo que hace un hijo de Atlacomulco: volverla humo. Pero Eruviel no es sobrino de ninguno de ellos. Y Eruviel no es tampoco hijo de Atlacomulco, ni trae el copete parado, ni nada.
Bien dice Roberto Saviano, el escritor y periodista italiano: la corrupción es el principal problema este adolorido país.
El Senador panista dice que los tentáculos corruptores del mandatario estatal no sólo alcanzan al Congreso local, al Poder Judicial, al sector empresarial y a la academia: también a la oposición, incluyendo porciones de Acción Nacional, su partido.