Alejandro Páez Varela
@paezvarela“No es ni siquiera cambio de gobierno. Es cambio de régimen”, dijo López Obrador ayer. “Imagínense si están contentos los que no pagaban impuestos, los de mero arriba. Pagaban impuestos ustedes, pero no una élite”, agregó.
Y lo que vino fue... una renuncia prematura cargada de politiquería y el anuncio de que regresa a la academia. Y luego se quejan del nivel de la educación en México, me cae. Parece una burla del Tec: lo incorpora a la Escuela de Gobierno y Transformación Pública. ¿De qué transformación y de qué gobierno hablará? El heladero sin helados que se vuelve gerente de Haagen Dazs.
¿Lo tenía previsto así López Obrador? Quizás sí. O quizás no. Pero ya no importa.
"Hay aquí una historia de beligerancia poco institucional, poco respetuosa, del ex Presidente Calderón", afirmó hoy Alfonso Durazo en entrevista con Radio Centro
El sábado, me dijeron, Angélica Rivera y sus hijas cenaron con un acompañante en el Nusr-Et Steakhouse de Miami, un restaurante que no tiene más estrellas porque ya no hay. Su especialidad es la carne. Una ensalada sale en 500 pesos; una entrada sencilla, unos 800 pesos. Un corte para cuatro personas en ese lugar vale entre 5 mil y 9 mil pesos; los hay también de 18 mil: el llamado Golden Tomahawk. “Wagyu tomahawk, recubierto de oro de 24 quilates altamente veteado”, como dice la carta. El Wagyu es una raza bovina de Kōbe, Japón. De allí salen cortes que acostumbran (imagínense) los archimillonarios.
En algún momento, fases como “me canso ganso”, “no, primo hermano”, “piquete de ojo”, “lo que diga mi dedito”, “lo que quieren nuestros adversarios”, “yo tengo otros datos” y otras clásicas dejarán de tener el mismo efecto. Como el “Yo no fui” de Bart Simpson: hasta las grandes puntadas aburren.
...A menos de que, como se dice con tanta insistencia, de verdad exista ese pacto con Peña.
Vicente Fox y Felipe Calderón se montaron a esa ola. El primero, bueno, es quien es: tiene un encono personal con AMLO y le vale madres el país (lo demostró en seis años). Es una vieja rivalidad ciega, alimentada por el odio. La cordura no es lo suyo y eso lo ha demostrado durante años y años. Está en el ligar que le queda estar. Y ya.
“Corrupción habrá, porque de plano esto estaba de la tiznada”, me dijo aquél, uno de los hombres del Presidente. “Pero nunca como en los últimos sexenios. Llegamos al tope. Y eso, les guste o no, se acabó”.
Yo soy de los que creen que Pemex traerá buena fortuna a esta administración. Por una parte, el freno al huachicol; por la otra, el aumento en la producción petrolera. Y el rescate mismo de una empresa que DEBE funcionar, aunque sea para que pague los 104 mil millones de dólares que se deben. Las dos primeras acciones reportarán este mismo año buenas noticias y ahorro, y la perspectiva es todavía mejor.
Espero que pronto, antes de seguir haciéndonos daño, empecemos a darlos cuenta que la defensa ciega de un proyecto no le ayuda nadie; ni a nosotros mismos, ni a una causa. Que participar en la vida cívica del país requiere más responsabilidad y que una mayor reflexión y prudencia permite tener mayor incidencia en los otros.
Me consta que Luis Alonso, sin carro y con las mismas camisas raídas con las que lo conocí hace 15 años –y así pagó la escuela de dos hijas y un hijo–, va de negocio en negocio, de amigo en amigo, a pedir apoyos para la feria. Nadie le niega nada a ese hombre. Intercambia anuncios de su revista, MazTurismo, por una comida para los escritores, por cuartos de hotel. Se endeuda y paga a plazos. Así saca adelante FELIART. Es algo personal, eso de llevarle libros a la gente humilde; de llevarle a los autores en carne viva.
Por otro lado, no me dan pena los que marcharon, honestamente; merecían ser derrotados en las urnas si gente como Fox y Calderón, Javier Lozano o ese otro principito menor, De la Madrid, son su denominador común.
Lo cierto es que pocas veces como ahora he visto tanta basura en las redes sociales, y tanta virulencia. Te acatan por chairo o por fifí con enorme facilidad. Son cuentas con pocos seguidores que pueden acusar a quien sea de lopezobradorista o de opositor por un mismo tuit; interpretan como quieren, pues, si demasiado análisis. Siempre, por supuesto, dan ganas de responder; pero todos los análisis que existen sobre las redes aconsejan lo contrario. No responder parece la mejor opción, porque se potencia (los algoritmos lo hacen) a quienes reciben una paga por los ataques.
Sólo diré que no termino de entender por qué tanta virulencia. Qué gana AMLO, qué busca. De verdad lo quiero entender. También quiero preguntarme, en voz alta, si no existe gente cerca de él que le diga cómo se ve desde afuera del círculo que lo rodea; cómo se leen sus discursos, los mensajes que manda en las mañaneras, los ataques, su jerga del siglo XIX como contexto para gobernar a golpes. Me pregunto, en voz alta, si ha dejado de escuchar. Porque si es así, si ya no escucha, entonces no necesitaba dejar Los Pinos: se trajo el embrujo de Los Pinos con él, a Palacio Nacional.