El incremento de los robos de avionetas en Latinoamérica se ha documentado ampliamente, pero hay menos registros de cómo se obtienen las aeronaves y quiénes las pilotan.
Por Kai Bernier-Chen
Ciudad de México, 2 de octubre (InSight Crime).- Varios robos recientes, que incluyen el descubrimiento de varias aeronaves brasileñas en Bolivia, dan cuenta de la manera como las organizaciones criminales obtienen los aviones que usan para el trasiego de drogas en toda la región.
El 6 de septiembre de 2021, un grupo de hombres robó tres avionetas del Aeroclub Aquidauana, en Mato Grasso do Sul, Brasil. Las autoridades que investigan el robo creen que las aeronaves fueron llevadas a Bolivia.
El golpe, coordinado por Laudelino Ferreira Vieira, alias “Lino”, fue perpetrado por al menos 15 personas que al parecer sometieron a los vigilantes y les arrojaron combustible durante la fuga. Esta no es la primera operación de este tipo protagonizada por «Lino»; en 2004 fue detenido con un avión en Bolivia, pero posteriormente fue excarcelado.
Por otro lado, también fue detenido un piloto, identificado como un brasileño retirado de la policía con nexos con el Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC); su helicóptero fue confiscado en Beni, Bolivia. Según El Deber, el piloto hacía unos seis vuelos mensuales, llevando cargamentos de cocaína, que podían oscilar entre 300 y 450 kilos, hacia la frontera con Brasil.
Otros dos helicópteros, usados para el trasiego de cocaína entre Bolivia y Brasil, también fueron confiscados y las pistas de aterrizaje destruidas por los organismos de seguridad de Beni. Según el viceministro de Defensa Social y Sustancias Controladas de Bolivia, estos helicópteros estaban al servicio de narcotraficantes, que los usaban para transportar la cocaína que llega en avionetas desde la región del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), en Perú, con destino a Brasil.
Sin embargo, otros robos anteriores indican que estos hechos no son nada nuevo.
ANÁLISIS DE INSIGHT CRIME
Aunque el incremento de los robos de avionetas en Latinoamérica se ha documentado ampliamente, hay menos registros de cómo se obtienen las aeronaves y quiénes las pilotan.
Varias investigaciones recientes destacan el aumento del robo de aviones privados en toda la región.
Colombia, Argentina y Bolivia son sólo algunos de los países en donde se ha denunciado el alto número de robos de aviones cada año. En septiembre pasado, un jet comercial robado en México se estrelló en la selva de Guatemala con un cargamento de cocaína a bordo, lo que dejó un saldo de dos personas muertas.
Paraguay también se ha identificado como proveedor importante de narcoaviones, pues los traficantes pueden adquirir avionetas baratas que no cumplen las regulaciones de seguridad requeridas.
Esta bien puede ser la punta del iceberg. En 2019, solo en Guatemala se decomisaron más de 50 aviones usados para el trasiego de narcóticos.
Y en Brasil, un operativo realizado en abril de 2021 dejó como resultado la incautación de siete aviones, que sumaban un valor de reventa de 50 millones de dólares.
En lo que respecta a los pilotos de los «narcoaviones», muchos son delincuentes reincidentes, como un hombre capturado en Goiás, Brasil, hace más de un año, quien fue detenido varios meses después al mando de otro «narcoavión».
Otros cuentan con documentos falsos, que les permiten viajar al exterior sin ser detectados, como fue el caso de dos pilotos bolivianos que viajaron a Panamá antes de ser detenidos en México a bordo de un «narcoavión», en febrero de 2020.