México

AMLO será el primer Presidente en ir a Badiraguato, cueva del narco pero botón de la peor pobreza

15/02/2019 - 12:05 am

Por primera vez en la historia, un Presidente de la República visitará Badiraguato, Sinaloa, el pedazo de tierra en la Sierra Madre Occidental que parió a cuatro generaciones de narcotraficantes connotados y al mismo tiempo, uno de los municipios con mayor marginación de México. La noticia llegó a las rancherías serranas casi al mismo tiempo que el veredicto de «culpable» que recibió Joaquín Guzmán Loera.

Ciudad de México, 15 de febrero (SinEmbargo).– Cuando hoy Andrés Manuel López Obrador pise Badiraguato, Sinaloa, encarará al pueblo donde nació, creció y se formó Joaquín Guzmán Loera, alias «El Chapo», quien hace dos días fue declarado culpable de 10 cargos por ser líder del llamado Cártel de Sinaloa. Será la primera vez que un Presidente de la República se presente en ese pedazo de la Sierra Madre Occidental que ha parido a tres generaciones de narcotraficantes connotados y que ha vivido inmerso en la miseria más dramática de México.

«La historia es muy fácil de contar. Nos echaron la culpa de todo por esa cosa que se dio aquí. Pero esa etiqueta, mire, hizo mucho daño. Hizo más daño esa etiqueta que las balas. Esa etiqueta sí se clavó en nosotros, los de Badiraguato. Porque las cosas siempre las magnificó el Gobierno y acá la pagamos. Y Badiraguato tiene gente muy valiosa. Muy trabajadora y puro pá’ delante. La prueba está en que aquí estamos», dice Antonio López García, ex regidor del Ayuntamiento en dos ocasiones y fundador del Centro de Estudios Justo Sierra (Cejus), una institución académica con postgrados ubicada en la comunidad de Surutato, además de varias escuelas secundarias comunitarias.

“El Chapo” Guzmán en una imagen del 19 de enero de 2017, cuando fue trasladado del penal de Ciudad Juárez, Chihuahua, al aeropuerto de esa misma ciudad, de donde fue oficialmente extraditado a Nueva York, Estados Unidos, para ser juzgado por diversos delitos ligados al narcotráfico. Foto: PGR

Los indicadores económicos y de pobreza coinciden con sus palabras. En la pasada década, Badiraguato fue considerado por el Consejo Nacional de Evaluación de Políticas Sociales (Coneval) entre los 100 municipios más marginados de México. Además, sus 11 rancherías están marcadas por la Secretaría de la Defensa Nacional con alta peligrosidad por la pugna entre grupos armados. Pese a todo, Badiraguato jamás fue considerado en el Subsidio para la Seguridad en los Municipios (Subsenum), ni fue incluido en la Cruzada Nacional contra el Hambre –el programa estelar de combate a la pobreza de la pasada administración, encabezada por Enrique Peña Nieto– ni en ningún otro del Gobierno del estado.

Ubicado en la geografía productiva de Sinaloa donde es el segundo municipio más grande, Badiraguato tampoco ha sido visto por las grandes empresas multinacionales compradoras de productos agrícolas como Cargill. Así, sin inversión privada ni gubernamental, los cultivos de frijol blanco, maíz, cacahuate, manzana y pera se atienen al temporal.

Así pasaba el tiempo en Badiraguato cuando el jueves 14 de febrero dos noticias importantes llegaron a la cabecera municipal: Joaquín Guzmán Loera había sido condenado y con toda probabilidad, recibiría cadena perpetua, y el Presidente de la República visitaría el municipio.

Varios pobladores, en entrevista con SinEmbargo, dijeron de inmediato que lo importante era lo segundo.

LOS NARCOS Y LA CULPA QUE POR AQUÍ CAYÓ

Basta adentrarse en la biografía de cualquier narco mexicano sobresaliente para dar con Badiraguato. En su accidentado mapa se ramifican tres generaciones de nombres de hombres con enigmáticas e intrincadas leyendas y muchos mitos. En los 40, nacieron ahí Pedro Avilés, Ismael “El Mayo Zambada” y Juan José Esparragoza Moreno; 10 años después la misma tierra crió a Ernesto Fonseca Carrillo, Rafael Caro Quintero e Ignacio Coronel Villarreal. Luego, nació Joaquín Guzmán Loera, “el Chapo” Guzmán, y se hizo adolescente en los montes, casi al mismo tiempo que sus primos, los cinco Beltrán Leyva.

En Badiraguato, 1970 es recordado como «el año maldito» porque el gobierno del entonces presidente Luis Echeverría Álvarez envió tropas militares con el argumento de que el cultivo de mariguana había crecido en forma desmedida. Muchos campesinos fueron perseguidos y desplazados por acusaciones de sembrar estupefacientes. Siete años después, arrancó la llamada Operación Cóndor que significó el envío de otros 10 mil soldados. En los gobiernos subsecuentes, la presencia militar no cesó y tuvo un incremento notable durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), con otros 10 mil elementos.

Badiraguato jamás fue considerado en el Subsidio para la Seguridad en los Municipios (Subsenum), ni fue incluido en la Cruzada Nacional contra el Hambre, el programa estelar de combate a la pobreza de la pasada administración, encabezada por Enrique Peña Nieto. Foto: Ayuntamiento de Badiraguato

Hoy, los pobladores estiman que la visita de un Presidente es histórica. Y don Antonio López tiene pensado aprovechar el momento y abordar a AMLO. Quiere decirle que en el terruño de «El Chapo» hay otras muchas prioridades que estar pendiente de su juicio y una de ellas es que 500 hombres, mujeres y niños están aislados en las sindicaturas de Potrero de Bejarano, San Javier, Santa Rita y Surutato. Todo ello, porque el río Santo Tomás creció y no deja pasar a nadie ni en camioneta de doble tracción ni a caballo.

Don Antonio quiere acercarse y decirle que eso no es de ahora; sino de todos los años a partir de las lluvias de julio. Así que le entregará un proyecto de ingeniería para rescatar la zona.

Omar Vicente García, director de Seguridad del Ayuntamiento y encargado de la logística para la visita del Presidente, adelanta entre los preparativos: «Por nada del mundo AMLO encontrará a un pueblo violento. Lo que sí verá es la cruz con la que tiene que cargar esta gente, la de la mala fama, la idea de que todos quieren ser eso (narcotraficantes) cuando aquí el problema es de otro nivel. Aquí el problema es que la gente está olvidada en los rincones de la sierra».

La casa de Consuelo Loera, madre de Joaquín Guzmán Loera en La Tuna, en Badiraguato, Sinaloa. Don Antonio López quiere decirle al Presidente López Obrador que en la cuna del famosos narcotraficante «hay otras muchas prioridades que estar pendiente de su juicio». Foto: Archivo, Cuartoscuro

–Y entonces, ¿ahí los jóvenes no aspiran a ser narcotraficantes? –se le pregunta a Vicente García, un militar en retiro, proveniente del Estado de México, que llegó al municipio llamado a realizar tareas de seguridad.

–Mire, yo tengo mucho acercamiento a las escuelas y le soy sincero no he tenido uno solo que me diga en pláticas de cerquita, «aquí lo que rifa es eso».

LAS ESCUELAS DE BADIRAGUATO

En su rueda de prensa matutina del 14 de febrero, el Presidente López Obrador anunció que su gobierno se propone construir una universidad especializada en recursos boscosos en Badiraguato; además de una carretera a Guadalupe y Calvo por la sierra de Sinaloa a Chihuahua.

Hasta ahora, la opción para estudiar en Badiraguato se concentró en el CEJUS, único plantel educativo sobreviviente del proyecto de la posprimaria, impulsado por la Secretaría de Educación Pública en 1970 para llevar secundaria a las comunidades marginadas. Enclavado en Surutato, este año ese centro cumplió 40 años. No sólo sobrevivió a los embates de la violencia y la pobreza. La institución creció hasta incluir en su oferta el nivel de posgrado.

En el Cejus puede estudiarse preescolar, primaria, secundaria, bachillerato, siete carreras profesionales y un programa de maestría y doctorado. Las áreas académicas son las ingenierías en producción animal y vegetal, recursos naturales, acuicultura, lombricultura, apicultura y la administración de recursos hidráulicos. En edificio aparte, la primaria sirve de internado.

Uno de los coordinadores describe lo que en esa escuela ha ocurrido: «El Cejus sirvió para los huérfanos de la Operación Cóndor. Los huérfanos no han parado de llegar. No neguemos que esta es una zona en conflicto pero que encuentra su desgracia por tanto olvido. Puede decirse que hay dos opciones: la actividad ilícita o el Cejus. Nos hemos propuesto que gane la apuesta honesta».

Operativo de elementos de la Marina en los poblados de La Tuna, San José y La Palma pertenecientes al municipio de Badiraguato, Sinaloa, en junio de 2016. De esas comunidades, cientos de personas han sido desplazadas por la pobreza y la violencia. Foto: Rashide Frías, Cuartoscuro

Francisco López López, otro de los profesores, indica: «El Presidente viene a una tierra con esperanza … Con gente luchadora y con sed de superación. Que se diga que llega a una tierra que no sólo es estigma de narcotráfico sino por lo contrario hemos sabido vivir en ese flagelo y salir adelante. De aquí han salido profesionales en todos los ámbitos a contribuir en el bien de esta patria. Estamos capacitados para la atención a los recursos naturales, pero sobre todo con un verdadero sentir de fomento a los valores».

Hay otra escuela. Una preparatoria del gobierno del estado en La Tuna, Badiraguato, en un terreno donado por Consuelo Guzmán Loera, madre de «El Chapo» Guzmán.

Con todo, Eréndira López, directora de la empresa Vive Surutato Ecoturismo que lleva grupos de paseo por la región serrana, indica: «Todo está listo para que Badiraguato le de la vuelta a su destino. A su estigma, a eso de que te pongan las cruces sólo por ser de aquí. Aquí las cosas siempre han sido claras, buenas, de buen corazón. Siempre hubo belleza. Estamos listos para otra universidad o las que quieran construir. Y ya no hay motivo para no avanzar o ¿en qué lugar del mundo están tan abiertas las puertas siempre?».

en Sinembargo al Aire

Opinión

más leídas

más leídas