Ignacio Casas habló con SinEmbargo sobre su novela Amelio, mi Coronel (Grijalbo), en la que narra la historia del primer revolucionario transgénero en México y su legado histórico.
Ciudad de México, 11 de julio (SinEmbargo).- El escritor Ignacio Casas reconstruye en su más reciente novela la historia de vida de Amelio Robles Ávila, un hombre transgénero que fue una pieza clave en la Revolución Mexicana, en donde se desempeñó como Coronel, con alrededor de 500 a 700 soldados a su mando.
“Amelio es un personaje fundamental, estoy seguro de que en muy pocos años será un personaje muy conocido. Hoy en día lo es entre ciertos grupos de la población, pero la mayoría de la gente no lo conoce. Sin embargo, por sus características tan peculiares tengo la certeza de que en muy poco tiempo va a ser conocido y reconocido”, comentó el autor de Amelio, mi Coronel (Grijalbo), en entrevista con SinEmbargo.
Nacho Casas dijo que generalmente cuando se habla de la Revolución mexicana se piensa en Pancho Villa y en Emiliano Zapata, es decir en el norte y en Morelos, por lo cual señaló la importancia de conocer la relevancia que tuvo el estado de Guerrero, debido a que el Ejército Libertador del Sur también estuvo compuesto por guerrerenses, entre ellos Amelio, y por habitantes de otros estados como Puebla y no solamente Morelos.
«Amelio Robles estuvo muy cercano a revolucionarios tan notables como el mismo Zapata, Chon Díaz, Heliodoro Castillo, el Indio Castrejón que llegó a ser Gobernador de Guerrero, que fue un revolucionario que se incorporó a las armas siendo muy jovencito, él presenció el asesinato de Zapata en Chinameca y luchó codo a codo con Amelio en varias batallas”, detalló Casas.
El escrito relató que la primera vez que escuchó hablar de Amelio fue durante una entrevista radiofónica, por lo que se interesó en el revolucionario y comenzó a hurgar sobre su vida:
«Encontré en un archivo muy interesante de la biblioteca del Congreso de Guerrero un documento de la historiadora Olga Cárdenas, después consulté otras investigaciones de la doctora (Gabriela) Cano, en fin, el personaje me llamó la atención y me di cuenta que podía construir un personaje literario».
Nacho Casas describió a Amelio como «un personaje límite» debido a su momento histórico, por todos los obstáculos que tuvo que enfrentar y en ese sentido recordó que lo que contiene su novela es «una historia real de un personaje transgénero, de un hombre que nació con disforia de género, pero que logró ser quien quiso ser».
«Nos sirve como una gran metáfora, hasta la persona más cuadrada y tozuda tiene deseos internos de ser algo. Si vemos esta novela con esos ojos, me parece que vamos a comprender un poco más y también identificarnos con ese personaje que es admirable. Aprendí a querer al personaje real, quiero respetarlo profundamente, hablarle como él quiso que se le hablara en vida y transmitir eso a través de esta ficción que escribí», ahondó.
Casas señala que “Amelio fue un personaje inteligentísimo que se hizo a la par de sus compañeros de armas y se fue ganando ese lugar que él quería volviéndose un macho”.
“En la novela lo que hago es que, por ejemplo, a Chon Díaz, que es un personaje que más allá de ser un municipio en el estado de Guerrero, lo pongo como un ejemplo a seguir de Amelio. Lo veía cómo les cantaba a las muchachas, cómo disparaba, cómo planeaba, cómo organizaba, cómo hablaba, cómo se movía. Todos necesitamos una figura como a veces es nuestro padre, abuelo, abuela, mamá, lo que sea. Amelio lo toma como un ejemplo, un modelo, y se hace muy similar; es mal hablado, tiene mujeres, dispara, es un macho de la época”, añadió.
Cuestionado sobre el impacto que tuvo en el revolucionario la muerte temprana de su padre, Nacho Casas comentó que aunque «Amelio perdió a su papá cuando él era un niño, muy chico, durante toda la novela está presente a través de un símbolo»: la pistola que termina heredando el Coronel.
«Los escritores utilizamos muchos símbolos, particularmente la pistola del papá Amelio la toma y esa casimira, ese personaje –el papá se llama Casimiro– tiene una trayectoria. Todos los personajes en una novela tienen una trayectoria, sobre todo los protagonistas. Hay personajes accidentales que no. La Casimira tiene su propia trayectoria y acompaña a Amelio como un símbolo fálico, de ayuda del padre y le ayuda a afirmarse en su masculinidad».