Las pequeñas y medianas empresas de México prefieren no crecer, a enfrentar la carga fiscal: The Economist

16/05/2014 - 3:56 pm

Ciudad de México, 16 de mayo (SinEmbargo).– Se llama “Síndrome de Peter Pan” y tiene atrapadas a las empresas pequeñas y medianas de México, que huyen a los altos impuestos del gobierno y a los créditos bancarios, se niegan a dar seguridad social y también a la tecnología y la modernización.

The Economist hoy en un artículo dice que los “changarros” o Pequeñas y Medianas Empresas (PYMEs) son las que han aportado una parte del crecimiento en México y del empleo. La OCDE, afirma la publicación inglesa, dice que México tiene más empresas con diez trabajadores o menos, como porcentaje del total, que cualquier gran economía en América Latina: 95.5 por ciento, frente al 80-90 por ciento en Argentina, Brasil y Chile.

Manuel Molano, del Instituto Mexicano para la Competitividad, llama a esto un “Síndrome de Peter Pan”, en el que las empresas prefieren quedarse pequeñas a crecer, sobre todo por los impuestos y la regulación. “Es más fácil de volar bajo el radar cuando estás en el microscópico”, dijo a The Economist.

“En casi todas las ciudades de México, se encuentra al menos una estridente La Michoacana, heladería o paletería. La decoración es generalmente de color rosa, y los helados son un arco iris de colores. Los sabores incluyen arroz con leche, chicle y aguacate . La Michoacana es una historia de éxito empresarial en México, posiblemente tan conocido como Dunkin’ Donuts en los Estados Unidos. Pero no es una empresa, ni una marca, ni una franquicia. Se trata de un confeti de lugares independientes de helados de propiedad familiar. Para encontrar sus raíces, se debe viajar a Tocumbo, un pueblo en Michoacán donde, cuando visité a su interlocutor, se llevaba a cabo el funeral de dos jóvenes decapitados el día anterior por un grupo de narcotraficantes. Pequeño consuelo, tal vez, que los lugareños están orgullosos de su cementerio se dice que es una alegría de morir”, narra el periodista de The Economist.

Todo en Tocumbo, desde las tumbas de felpa al imponente monumento al helado al entrar en el pueblo, habla de la riqueza generada por los helados de La Michoacana; dos pueblerinos comenzaron vendiéndolos en la Ciudad de México, a 500 kilómetros de distancia, más de hace 60 años. “Durante décadas, la gente de Tocumbo han establecido tiendas de helados en todo México (y hasta en los Estados Unidos ) y envía dinero a casa. La competencia de las marcas globales ha aumentado, impulsada por la proliferación de tiendas de conveniencia, pero las tiendas La Michoacana en su mayoría permanecen fieles a su pasado. Son el epítome de las pequeñas empresas mexicanas: el trabajo no sólo es independiente y de propiedad familiar, sino también cutre, con unas pocas personas detrás del mostrador, dentro y fuera de los libros [de contabilidad]”.

Algunos, como La Michoacana, son pequeñas empresas que podrían ser más grandes, afirma The Economist. “Algunos tratan de verse más pequeños de lo que son: los hombres jóvenes en los triciclos de la capital que venden tamales de maíz de Oaxaca se ven como freelances, pero tienen un jefe común y la grabación o argumento de venta que difunden por toda la ciudad”.

En las últimas décadas, agrega, a pesar de los intentos de México para construir industrias de exportación, como la fabricación de automóviles, los salarios bajos de las microempresas han sido una de las pocas fuentes de crecimiento del empleo. Un estudio realizado en 2012 por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) –y citado por la revista– mostró que entre 1998 y 2008, el empleo en pequeñas, informales y las empresas ‘ilegales’ (cuyos trabajadores no tienen ningún beneficio de salud o de pensiones) subió mucho más rápido que en las empresas grandes y legales que añaden más valor a la economía.

“Mantenerse pequeño tiene otros beneficios, además de facilitar la evasión fiscal. Pequeñas empresas pueden pagar legalmente empleados en efectivo sin contribuir a los programas oficiales de salud y de pensiones; es sólo cuando los trabajadores se ponen en nómina que tales beneficios se convierten en una obligación legal”, dice The Economist.

Los costos de oportunidad de permanecer pequeños son altos. Las pequeñas y medianas empresas cuentan con menos de 8 por ciento de los préstamos bancarios, señala la publicación inglesa. “Eso es bajo, ya que se está prestando en general. McKinsey estima que la relación de México con el PIB de los préstamos coincide con Etiopía. La Asociación de Bancos de México dice que de unas 5 millones de PYMEs , sólo 900 mil califican para obtener crédito”.

“Muchas empresas optan por evitar los bancos por completo: la asociación de bancos dice que más de la mitad de las PYMEs no quieren un préstamo. Sin embargo, pocos pueden crecer a cualquier tamaño sin crédito. Incluso La Michoacana, en sus primeros días, pidió dinero prestado, aunque su principal financista era un pueblerino que prestó a tasas exorbitantes, fue asesinado y ahora está inmortalizada por una estatua en la calle principal. Las empresas necesitan hoy ambiciosos prestamistas más fiables”, narra.

Otros costos del “Síndrome de Peter Pan” son la falta de eficiencia, la tecnología y la innovación. Según Enrique Jacob Rocha, director del Instituto de la Secretaría de Economía Nacional Emprendedor, breves tiendas de comestibles de gestión familiar de México, conocidas como misceláneas, en promedio mantienen el valor de inventario, en comparación con cinco días de 28 días a Oxxo, de rápido crecimiento y moderna cadena de tiendas de conveniencia.

“La mayoría carece de sistemas de pago electrónico y no han logrado diversificar su actividad a la venta de tiempo aire móvil y otros servicios de facturación que son altamente rentables para Oxxo y sus similares. Por otra parte, las empresas de la economía sumergida alimentan la extorsión de bandas criminales, y son desplumadas por las autoridades municipales corruptas”, sostiene la publicación.

Redacción/SinEmbargo
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