Ciudad de México, 9 de diciembre (SinEmbargo).- Se saludaron mirándose a los ojos en pleno Mundial sudafricano. Los dos nacieron en el mismo lugar, con el mismo apellido materno, provenientes de distintos vientres. Dos hermanastros vuelven a cruzarse en Brasil 2014, para disputar un boleto para octavos de final. Lo que una situación familiar rocosa no puede unir por completo, el futbol lo ha hecho con esos caprichos que tiene solo el deporte más popular del mundo. Nacidos en Berlín, defienden distintas selecciones con objetivos muy lejanos uno del otro.
Kevin Prince y Jerome Boateng nacieron en Berlín con una diferencia de un año y medio. Prince, el mayor, se crió en el complicado barrio de Wedding donde hay que pelearla para sobrevivir. Su carácter reacio y explosivo se curtió en esas calles donde había poco en la realidad, pero mucho en los sueños. El gesto fruncido que hoy presume se le quedó desde esa infancia atropellada por tantas peleas naturales en el barrio. El padre, incapaz de tomar las riendas en la crianza de ese pequeño, se desatendió de la familia. «Fui un chico del Gheto», declaró alguna vez el admirador de Michael Jackson a quien imita cada vez que hay oportunidad.
Jerome nacería después en un lugar cómodo en el distrito de Charlottenburg-Wilmersdorf, un lugar distinto a donde Kevin empezó a interactuar con el mundo. Su carácter se curtió así, en amigable ambiente. El que ahora es central del Bayern Munich, utiliza unos anteojos fuera del campo que le dan un aire de intelectual. En la cancha se encarga de parar defensas, sin la técnica imponderable de su hermano, se ha ganado un lugar en uno de los mejores equipos del mundo, además de ser constante en las convocatorias para la selección teutona.
Kevin-Prince decidió jugar con Ghana después de ser expulsado en par de ocasiones de las selecciones menores alemanas. Cuando jugaba con el Portsmouth inglés enfrentó al Chelsea en la final de la FA Cup. Tras un duelo personal con Michael Ballack, le dio una patada que dejó al capitán alemán fuera de Sudáfrica 2010. Los germanos lo odiaron de inmediato, él pidió disculpas al futbolista pero incrementó su fama de chico malo que lo siguió hasta el Milán donde explotó sus habilidades mientras San Siro se rendía a sus pies.
Hace unas semanas, Jerome Boateng concedió una entrevista donde declaró que intentaría no dejar pasar a su hermano sin hacerle daño. Kevin-Prince se fue de Italia para jugar en el Shalke alemán. El exequipo de Raúl se enfrentaba al poderoso de Bayern. El hermano mayor dijo que no perdonaría a su hermano si no lo tiraba en dado caso de ser necesario. «En la cancha no hay amor fraternal», sentenció. Tras Sudáfrica 2010, los hermanastros no habían vuelto a reunirse en plano de selecciones. Este próximo verano, Alemania se enfrenta a Ghana. Los dos se saludarán, pelearán y al final se intercambiarán las playeras, como siempre lo han hecho.