Ciudad de México, 8 de diciembre (SinEmbargo).- Robinson Canó anunció su traspaso a los Marineros de Seattle, provocando un terremoto en el mercado invernal. El agente libre más buscado eligió una franquicia joven y sin tradición ganadora. El segunda base de los Yankees decidió mudarse de la Gran Manzana, provocando que la prensa especializada analizara la derrota financiera de los del Bronx, tan acostumbrados a obtener todo mediante la cartera. La organización neoyorkina no perdió el tiempo en lamentos inútiles contratando a un baluarte dolido, recién derrotado en la Serie Mundial donde se coronó Boston.
El puertorriqueño Carlos Beltrán regresa a Nueva York donde vivió seis años defendiendo la franela de los Mets. El excelso bateador ha cambiado de acera para cumplir su sueño de ser un Yankee. A sus 36 años, ha firmado un contrato de tres años y 45 millones de dólares para un final de carrera memorable a la altura de su legado. «Soy un Yankee. Estoy muy contento y agradecido con esta nueva oportunidad de ir tras mi sueño, competir y ganar», declaró a la prensa neoyorkina a primera hora de este sábado movedizo en uno de los mercados más lucrativos del deporte.
A finales de octubre, el boricua se quedó con las ganas de obtener un anillo de campeonato ante el simbolismo en el que se convirtieron las Medias Rojas de Boston impregnados con aires de homenaje a los afectados por el atentado en la Maratón de la ciudad a mediados de este 2013. Los Cardenales de San Luis sucumbieron en Fenway Park sin que Beltrán pudiese mostrar su poderío en el plato. El ambidiestro pelotero tendrá que ser jardinero derecho en el nuevo orden de una novena que promete mucho para el 2014. Los de Nueva York quieren olvidar una campaña desastrosa con su acérrimo rival coronándose con todo lo alto.
Al igual que Canó, las miradas apuntaban a que Beltrán sería nuevo jugador de los Reales de Kansas City y por 48 millones de dólares. Los de Nueva York accedieron a la petición del beisbolista, subiendo el plazo del acuerdo de dos a tres temporadas, motivados por el adiós sorpresivo del segunda base dominicano. Carlos arriba a unos jardines superpoblados con Ichiro Suzuki, Alfonso Soriano, Vernon Wells, Brett Gardner y el recién llegado Jacoby Ellsbury, ya que ha dejado claro que no le interesa ser bateador designado. Jessica Beltrán, esposa del beisbolista, también se mostró feliz de regresar a Nueva York. «¡Vamos a traer el anillo!», declaró feliz.
Carlos es uno de los mejores bateadores de la historia con un promedio en playoffs de .333 y 16 cuadrangulares. A esas instancias es a donde los Yankees quieren regresar, luego no haberse coronado desde 2009. Han sido cuatro años de sequía, un largo periodo que para esta franquicia es un rotundo fracaso. Los Mets vieron crecer a un pelotero consagrado con su bate. Un beisbolista ambidiestro regresa a esa ciudad donde se sintió feliz y encontró una estabilidad deportiva que llamó la atención de todas las Grandes Ligas. En el ocaso de su trayectoria, y con la intención de ganar, se pondrá una franela mítica.
«Tuve mejores ofertas en la mesa, pero en esta etapa de mi carrera lo que quiero es competir y tener la oportunidad de ir a la Serie Mundial. Y por la historia de los Yankees, no me queda duda que van a hacer y están haciendo lo posible por poner el mejor equipo posible en el terreno», declaró sonriente Carlos Beltrán. El boricua deja San Luis con la única intención de no volver a quedar en la lona en el partido de campeonato. El pelotero acaba de sufrir con las Medias Rojas, el odio rival hacia esa franquicia, es su primer carta de presentación.
