Ciudad de México, 27 de septiembre (SinEmbargo).- Se retiró cerca de la una de la tarde de los estudios de la BBC One, donde participaba en el programa Football Focus como analista. Tras arreglar algunos pendientes se reunió con su excompañero en el Newcastle United, Alan Shearer. Juntos vieron el partido entre su viejo equipo y el Manchester United que se jugaba en Old Trafford. El partido terminó a las cinco de la tarde con la noche ya establecida en el norte de Inglaterra. Alan lo vio alejarse en su auto después de despedirse, sería la última vez que lo vería.
La Asociación de Futbolistas Profesionales (PFA, por sus siglas en inglés), envió en diciembre de 2011 una guía a sus 50 mil exjugadores registrados. Un documento con comics y estudios de casos comprobados también fue repartido con los que aún estaban activos. El mundo había sido testigo de una desgracia que sorprendió al mundo del futbol internacional. Gary Speed, uno de los mejores jugadores en la historia de Gales, ostentaba el puesto de entrenador nacional cuando decidió suicidarse.
“Si eres un rey, un príncipe o un mendigo, una estrella de los deportes o un hombre común, todos somos seres humanos y podemos necesitar ayuda”, declaró Gordon Taylor, director ejecutivo de la PFA, a CNN. La Gran Bretaña vivió días de consternación por la noticia. Un hombre pleno de sonrisa sincera se veía en la televisión como especialista en los partidos de la Liga Premier inglesa. Cuando le tocaba dirigir a su selección, la pasión por el juego se le salía por los ojos. Nadie imaginaba el dolor que llevaba por dentro.
Un día como hoy de 2011, Louise Speed encontró el cuerpo de su marido colgando en la cochera de su casa. A las 7:08 de la mañana, la policía y los servicios médicos ya estaban rumbo a la escena fatídica que provocaría un dolor extenso en el futbol británico. A penas un año antes, Gary había sido honorado como Miembro de la Orden del Imperio Británico por sus servicios al futbol. A las diez de la mañana de aquel día, el teléfono de la Asociación de Futbol de Gales sonó anunciando la terrible noticia.
Michael Owen fue uno de los primeros futbolistas en dar a conocer su consternación. El exdelantero del Liverpool y Manchester United, lamentó vía twitter la muerte de su vecino. “No lo puedo creer. Nos vimos hace dos días, mientras dejábamos a nuestros hijos en la escuela. Estoy en shock”. Alan Shearer declaró su consternación ante el suceso, después de verlo “radiante y de buen humor” un día antes. En Gales lloraban a un ídolo al que no supieron descifrar, con una imagen al exterior de hombre feliz.
En 2009, Robert Enke se aventó hacia las vías del tren. El guardameta alemán tenía serios problemas de autoestima, a pesar de tener una de las profesiones más deseadas en el mundo. El suicidio de Speed fue una sorpresa, tanto que una investigación se abrió para tratar de entender las causas que lo llevaron a tomar esa decisión. Su esposa Louise reveló que su marido tenía algunas inseguridades internas, y que si bien alguna vez había hablado del suicidio, habría descartado la posibilidad por amor a sus dos hijos.
Todo el futbol en la Gran Bretaña le dedicó tributos constantes. Políticos lamentaron el deceso, mientras que en Galés despedían a un excapitán de gran pundonor que construyó una carrera longeva en la mejor liga del mundo. A su funeral asistieron cerca de 300 personas en la St. Deiniol’s Church, antes de ser cremado. En 2012, su hijo menor Ed Speed, fue convocado a la selección galesa sub-16.