Ciudad de México, 25 de septiembre (SinEmbargo).- La mirada dura y fría de Derrick Rose fue la protagonista de una campaña multifacética que Adidas lanzó previo al inicio de una nueva temporada de la NBA con el retorno del base armador de los Chicago Bulls, para muchos el mejor de liga. En 2011 fue elegido como el jugador más valioso de la campaña, y una ciudad se ilusionaba con que aquella dinastía de los 90 volviera a renacer con nuevos nombre, pero comandados por un tipo atlético incapaz de sentirse derrotado en cualquier punto del partido.
El año pasado, Rose se mantuvo alejado después de romperse la rodilla. Todavía se recuerda esa imagen cuando enfiló directo hacia el aro, mientras los aficionados del United Center se iban poniendo de pie para ver a su ídolo hacer lo de costumbre. La clavada espectacular no llegó. En lugar de posiblemente una de las mejores jugadas de esa semana, Derrick cayó con su mano tocándose su rótula izquierda con un gesto de dolor angustiante. El mundo que sigue de cerca a la NBA, se enteraría poco tiempo después que el 1 de Chicago estaría fuera mucho tiempo.
Ni cuando los Bulls se midieron al Heat en los pasados Playoffs, y a pesar de que varios videos circulaban por la red donde se veía a Rose entrenando como lo había hecho siempre, el jugador nacido en Chicago volvió al roster. Las cámaras de televisión lo enfocaban constantemente sentado en el banco de suplentes pero vestido de traje. El problema físico había sido superado luego de una larga rehabilitación, pero era la mente la que no le permitía vestirse como jugador y salir a lucirse.
Rose volvió con la nueva temporada sin guardarse nada. Sin complejos y muy seguro de sí mismo, se dijo dispuesto a arrebatarle el campeonato al poderoso equipo de la Florida comandado por Lebron James. En Chicago había regresado la ilusión, mientras los analistas aseguraban que por primera vez, desde la era Jordan, los Bulls eran serios candidatos a ganar el título de la NBA. Con un cuadro competitivo, comandados por un talento superlativo como el de Rose, había un serio contendiente a interrumpir la naciente dinastía del Heat.
Pasó en el tercer cuarto, sin un rival cerca, ni siquiera un contacto de mala suerte. Derrick regresaba para defender un contraataque de los Blazers cuando sintió el pinchazo en la rodilla derecha. De pronto no pudo pisar y salió cojeando. Habiendo superado una lesión en el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, ahora la diestra lo dejaba noqueado, junto a toda la liga. Acabando el partido se dio a conocer lo que todos temían: la superestrella de Chicago estaría fuera de las duelas “en forma indefinida”.
Algunos hablan sobre el golpe deportivo que la franquicia tendrá sin su base armador tan necesario para sus aspiraciones de anillo de campeonato. Otros análisis se preguntan el rumbo que tendrá una carrera prometedora envuelta en un lodoso futuro. Rose ha sabido demostrar que mentalmente es fuerte. Su discurso no cambió tras regresar de la primera seria lesión en el partido inaugural del 2012 frente a Filadelfia. El quería ser el mejor. Ahora, afectada la otra rodilla, el futuro de un jugador distinto es tan indescifrable como su juego. La liga ha lamentado profundamente la lesión de Derrick en su página web.