Ciudad de México, 4 de noviembre (SinEmbago).- Al final de cada temporada de la Major League Baseball (MLB), dos lanzadores son premiados con un trofeo de alta categoría. El Cy Young es entregado más como un motivo de orgullo que como un simple galardón metálico. Desde 1967, se buscó impartir justicia tras 11 años de premiar a un sólo pelotero. La Liga Nacional y la Liga Americana obtienen una estatuilla por bando.
Un día como hoy de 955, Denton True “Cy” Young falleció en su amada granja de la que nunca se alejó durante las 21 temporadas que jugó como profesional. Un emblema del beisbol, uno de los primeros personajes en ser parte del Salón de la Fama de Cooperstown, tuvo un merecido reconocimiento al año siguiente cuando se instauró uno de los galardones más buscados con su nombre. Dejando un legado para la posteridad.
Un pitcher modelo se instaló en los tiempos en que todo se reflejaba en blanco y negro. Hoy, las imágenes de aquellas épocas se ven sin colores, pero las anécdotas sobre lo sucedido reflejan la vitalidad de un deporte que dejó de ser simplemente una actividad física para transformarse en un aspecto cultural y un eje de una cultura orgullosa de sí misma. Cy jugó al Beisbol para marcar una época en los tiempos donde las vacantes sobre idolatría estaban abiertas.
Con 511 victorias en su historial, Young es el lanzador con más victorias en la historia de las Grandes Ligas. Inició en Cleveland a finales del siglo XIX, siendo parte de la conversión del juego. El paso hacia la Era Moderna, lo encumbró como uno de los mejores jugadores en la historia. El 14 según una encuesta realizada por especialistas en 1999, casi medio siglo después de su muerte. Denton True dejó de ser un simple atleta para convertirse en un trofeo. Un simbolismo honorífico.
Un niño nacido en una familia entregada a la vida campirana, llegó hasta la Gran Carpa para ser un cimiento sólido de un factor cultural que define a una de las naciones más poderosas del mundo. Acabado el sexto año de sus estudios, dejó la escuela para regresar a trabajar en familia. En medio de la vida ajetreada, jugó como amateur cuando el profesionalismo aún no se establecía como tal. De segunda base, pasó a consolidarse como un lanzador eficiente.
Recién instaurada la Era Moderna de las Grandes Ligas, lanzó el primer juego perfecto. Era 1905 y armó una revolución. Después tres partidos sin hit lo pusieron como un emblema. Lanzó 7,356 innings, un récord en la liga, además de sus 316 derrotas de por vida. Las 25 entradas y un tercio lanzando sin recibir hit, lo convirtieron en leyenda. A diferencia de lo ganado en lo individual, solo logró obtener un título de Serie Mundial en 1903. El Cy Young se entrega cada año, premiando un esfuerzo desde la lomita. Murió a los 88 años, en la granja de Ohio de toda la vida par ser homenajeado por cada pitcher de Grandes Ligas, de por vida.
