Ciudad de México, 2 de noviembre (SinEmbargo).– La prensa deportiva neozelandesa ha visto con buenos ojos la decisión de Miguel Herrera. La Selección Mexicana de futbol se jugará su pase a la Copa del Mundo sin sus jugadores que participan en Europa. El “Piojo”, flamante cuarto entrenador del Tri en dos meses, confirmó la ola de rumores que creció desde la prensa especializada. La decisión desnuda por completo la labor de nombres importantes, acusados directamente del paupérrimo accionar de un equipo sin idea, mientras en Centroamérica se gozaba viendo al supuesto gigante caer.
En Oceanía, la sorpresa de ver a México como rival en el repechaje ha sido mayúscula. Ricki Herbert es el entrenador de Nueva Zelanda. Desde hace unas semanas, tiene a su equipo trabajando en Estados Unidos, pendiente de la definición del hexagonal final de la Concacaf. Un país potencia en rugby, sueña con jugar su segundo Mundial consecutivo, tras una decorosa actuación en Sudáfrica 2010, donde terminaron invictos. En medio del caos futbolístico que vive el equipo de Herrera, otra nación se agarra de la ilusión deportiva que despierta el próximo verano brasileño.
En España, Javier Aquino y Giovani Dos Santos, son figuras del sorprendente recién ascendido Villareal. Héctor Moreno es referente del Espanyol de Barcelona que dirige a Javier Aguirre. Andrés Guardado sufre con el Valencia de Djukic, pero el ex atlista ha sido constante en las convocatorias. La afición en Córcega, abarrotan el estadio del Ajaccio para ver a la figura del equipo, Guillermo Ochoa. En Inglaterra, Javier Hernández ha comenzado a “hacer lo que mejor hace: goles”, según las palabras de su entrenador David Moyes. Ninguno de ellos, estará convocado para el vital cruce de repechaje, algo que en la prensa internacional, suena como un disparate.
Herrera confirmó la lista local recién arribado de San Diego donde México venció claramente a una débil Finlandia que cumplió con el protocolo de enfrentar a una de las pocas selecciones en el mundo que juega de local en dos países. El último amistoso del año en Estados Unidos, sirvió como preparación principal para una fase que no se tenía en mente al inicio del hexagonal. En una semana de mediados de noviembre, el futuro del balompié mexicano se definirá con un plantel que juega en su totalidad en la Liga Bancomer Mx. Lejos del glamour de sus jugadores de exportación, esta decisión es la última de las decisiones extravagantes que ha tomado la Federación.
Los “europeos” no vendrán por decisión técnica, argumentando el poco tiempo de adaptación para tan largo viaje. Con una mayoría americanista, el equipo mexicano representará la esperanza pasional de un país entregado a la pelota. El triunfo de la Sub -17 sobre Brasil para consolidar su pase a semifinales del Mundial de la especialidad en Dubai, ha vuelto a despertar el ferviente interés futbolero a dos semanas del viaje a Oceanía. Mientras unos adolescentes buscan el tercer mundial infantil en la historia de este país, la selección Mayor se juega un negocio millonario.
Lejos de la emoción provocada por añadidura, la Selección representa hoy más que nunca, más nerviosismo que emoción. Entregados al equipo de Televisa, un pase al Mundial significa no devaluar un próspero negocio y a la vez mantener vivo el interés de personas ajenas a los manejos federativos, extasiados por la cita de cada cuatro años. A Brasil se llega solo por Nueva Zelanda, sin las figuras más representativas, apegándose a una filosofía amarilla que domina en México desde hace un par de años. Mientras el orgullo de las Águilas sigue en aumento, todo lo que rodea al futbol mexicano, añoran que el último experimento termine de funcionar.