Roger Federer despide a quien encumbró a Pete Sampras, buscando seguir vigente en la ATP

14/10/2013 - 12:30 am

 

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Foto: rogerfederer.com

Ciudad de México, 14 de octubre (SinEmbargo).- Pete Sampras fue sinónimo de grandeza durante la década de los 90. El estadounidense forjó una carrera legendaria desde su brazo derecho. De semblante serio, no se dejó llevar por modas manteniendo siempre la apariencia relajada de un hombre que parecía siempre estar en una zona de confort constante. Al talento innato, le agregó la inteligencia de un hombre con una visión panorámica única. Desde 1995, Sampras arrancó una travesía que no pararía hasta lograr 14 Grand Slams en su currículum.

Paul Annacone fue un tenista a mediados de los 80 sin mucho éxito deportivo. El estadounidense oriundo de Los Ángeles, tuvo una carrera de altibajos que no brillo en la ATP. A mediados de los 90, se unió a quien ya vislumbraba como un tenista destinado a marcar una época. Se convirtió en entrenador de Sampras con la única misión de encaminar lo que todos veían. Paul fue mucho más allá. Experto en constantes fracasos, hizo entender a su pupilo el poder del éxito con sus experiencias desoladoras. Un engranaje vital en la carrera de quien no tendría rival durante gran tiempo.

La historia puso a Pete como uno de los mejores tenistas de la historia. El californiano dejó muy alto el listón de grandeza en un deporte tan exigente como pocos. Después, al inicio de una nueva década y de un nuevo siglo, un suizo haría olvidar a Sampras. Roger Federer inició su carrera con el pelo largo y un estilo rebelde en apariencias. Su juego se solidificó a gran velocidad. Conforme crecía, se acostumbró a ganar torneos cada vez más importantes. Los Grand Slams se convirtieron en el escenario predilecto de un Roger que daba cátedra conforme pisaba una pista.

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En 2010, Federer ya era considerado como uno de los mejores en la historia, con ciertos rumores sobre su retiro cercano, contrató a Paul para que le quitará esos miedos que todo final trae consigo. Roger funcionó bien durante dos años de la mano de Annacone. El experto entrenador supo revertir el posible estrés que Roger mostraba en ciertos momentos de sus partidos. Disciplinado y ligero de los pies, continuó agrandando su legado al mismo tiempo que otros nombres comenzaban a representar serias amenazas a su lugar de privilegio.

En una serie de enfrentamientos con el español Rafael Nadal y el serbio Novak Djokovic, el tenis ganó mucha más credibilidad con partidos alaridos dignos de quienes querían ser llamados «número 1 del mundo». Este 2013, Federer vivió momentos complicados que desde 2002 no experimentaba. Roger no disputó una sola final de Grand Slam y está en peligro de salir del top 10 del ranking mundial. El suizo jugaba con el esfuerzo de siempre pero no lograba cerrar los partidos como antaño. Con el riesgo de no entrar en el torneo de maestros en Londres, algo debía cambiar.

«Después de tres años y medio fantásticos trabajando juntos, Paul y yo hemos decidido abrir un nuevo capítulo en nuestras vidas profesionales», Federer anunció así la separación profesional entre entrenador y atleta. El contrato firmado en 2010, estipulaba como principales retos, volver a consolidarse como el mejor del planeta, además de seguir sumando títulos Grandes. Roger es el máximo ganador de Grand Slams en la historia de la ATP con 17 títulos, tres más que El estadounidense Sampras. Sin ganas de claudicar y retirarse, un suizo, intenta reinventarse para seguir en la cúspide.

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