Ciudad de México, 12 de octubre (SinEmbargo).– Por primera vez en 11 años, Roger Federer no jugó alguna final de un Grand Slam. El que para muchos es el mejor tenista de la historia, vive uno de los momentos más complicados de su legendaria carrera. Lejos de la cima del ranking de la ATP, el suizo puede quedarse fuera del Top 10 sin un lugar en el torneo de Maestros de Londres. Ver a Roger Federer tan fuera del hábitat natural al que se acostumbró, ha provocado que el discurso sobre un posible retiro, se presenté como un debate necesario. Uno de los atletas más dominantes, ha llegado a su madurez profesional.
Fiel a sus métodos, esos que lo han encumbrado hasta convertirse en leyenda viva, se encerró con su familia en Suiza tras perder en los octavos de final del US Open frente al español Tommy Robredo. Roger intentaba encontrase a sí mismo confiando en el ritmo vertiginoso que sus pies le dan a su juego. La última etapa asiática del Tour, con el Masters de Shangai como principal evento, trajo un cambio de estafeta en el número uno del planeta. Rafael Nadal ha recuperado el lugar de honor frente al siempre competitivo Novak Djokovick. A lo lejos, Federer observa intentando encontrar su mejor forma.
Sin jugar un solo torneo previo, con sólo dos sparrings en la calurosa Dubai, el seis veces ganador en Shangai se enfrentaba a Gaël Monfils en octavos de final. Federer vivió un fracaso más en este 2013 tan distinto a todos los años anteriores. El elegante suizo sólo ha ganado un torneo está temporada, fue en césped previo al Wimbledon. El ganador de 17 torneos Grandes se muestra ansioso en situaciones en donde antes dominaba su temple. Federer es el máximo ganador de Grand Slams, y quien ha revolucionado este deporte luego de una era que marcó el estadounidense Pete Sampras.
Con 32 años cumplidos, lejos de ser el mejor del mundo, Federer tendrá que enfrentar este fin de año con la única intención de revalidar su estatus. «Estuve irregular», declaró tras perder frente al joven francés. Renuente como siempre a ejercer una crítica severa frente a la imagen que ve en el espejo, su mentalidad ganadora hoy choca con la realidad establecida. Con serios aspirantes más jóvenes para seguir escalando posiciones, Federer deberá defender su lugar entre los diez primeros para poder acceder a la última cita londinense donde los «maestros» definirán al mejor en un escenario de pista azul.
La irregularidad ha sido constante en la temporada de Federer. Momentos clave de partido que antes dominaba con soltura, hoy son dolores de cabeza que lo dejan muy por detrás en lo anímico y en el marcador. Frente a Monfils, los Tie Break fueron clave. Roger solo ganó uno de cinco, muy lejos del porcentaje de siempre. El suizo, un tenista que no tiene nada que demostrar, se aferra al legado que forjó año tras año. El tiempo ha alcanzado a Federer con su pos paciencia, ni miramientos para entender que se trata de un deportista revolucionario.
En medio de un clima húmedo, el jugador con más trofeos de Grand Slam en la historia no solo peligra el no poder volver a acceder al 1 del mundo, sino también puede que Nadal lo alcance con 17 torneos grandes. Hasta el momento, tiene 14. El duelo que alimentó durante tantos años, antes de la llegada del serbio Novak Djokovic, puede tener sus últimos capítulos en una lucha encarnecida por ser el mejor de la historia. Ante esa amenaza, el mundo tenístico espera que Federer pueda luchar en las canchas con el nivel de antaño.