Ciudad de México, 24 de agosto (SinEmbargo).- La serie final del beisbol mexicano hará mover masas que recorrerán el país en busca de gloria. Desde Monterrey a Cancún y viceversa, las emociones de dos aficiones acostumbradas a estas instancias, se entregarán a una pelota caliente que se jubilará por esta temporada. Sultanes, ganador de la zona norte y Tigres, vencedores en el sur, prometen un espectáculo digno del Rey de los deportes en su versión Azteca. Las acciones comienzan hoy en suelo regio, de ahí en adelante, son siete las citas pactadas en caso de ser necesario.
Óscar Villarreal es un pitcher mexicano con experiencia en Grandes Ligas. A sus 31 años tiene en su currículum haber cursado cinco temporadas en la gran carpa. El regiomontano fue liberado por las Medias Rojas de Boston en junio pasado. Durante esta temporada, supo aguantar las críticas de los aficionados en su labor desde la lomita defendiendo a sus Sultanes. El derecho culminó el último partido de la serie ante los Saraperos de Saltillo haciendo valer su reputación de mayorista. Los aficionados vieron por fin el talento de Villarreal que había estado presente a cuentagotas, pero que hizo acto de presencia en el momento indicado.
Sultanes se alzó con el título de la zona norte en cuatro partidos. El episodio final se llevó acabo ante 20 mil personas en el palacio sultán. Con gran duelo en las lomitas, la primera carrera llegó hasta la séptima entrada por medio de Ramón Ríos, quien anotó gracias al sencillo de Luis Alfonso García, mientras la fanaticada local celebraba jubilosa en lo que parecía un golpe letal para los de Coahuila después de tres derrotas consecutivas. Al final, el marcador fue de 3-2 con unos Saraperos llenos de orgullo que se quedaron con las ganas de evitar la humillante barrida. Hoy buscarán seguir con la buena racha.
En Cancún están de fiesta. En el aire paradisiaco aún resuena el cuadrangular que Iker Franco conectó en la séptima entrada para romper un duelo de alto calibre desde la lomita. En seis juegos, los históricos felinos despacharon a los Rojos del Águila de Veracruz, un equipo competitivo que se quedó con ganas de repetir el campeonato conseguido la temporada pasada. Después de ir perdiendo 4-0, los de Cancún comprendieron el desafío y lo que hubiese significado perder el sexto de la serie. Con pundonor, lograron darle la vuelta.
Tigres llega a su decimotercer final de liga. En 2011, la mudanza a Quintana Roo dio los frutos esperados con el campeonato 10 en la historia exitosa de la franquicia ex capitalina. Aquella vez barrieron a sus archirrivales Diablos Rojos del México. Esta noche, otro rival de altura intentará arruinar el momento de alegría. Tras seis partidos, con apenas dos días de descanso, (seis de diferencia con respecto a Sultanes) tomarán los bates y los guantes para honrar su prestigio que les exige pelear por el campeonato, y ponerse a cuatro de los Diablos, el equipo más ganador en México.
Esta Serie del Rey, es inédita. Nunca antes se han enfrentado por el campeonato. Dos equipos históricos se enfrentarán para hacer crecer aún más su palmarés. Los Fantasmas grises tienen nueve campeonatos, uno menos que los de Quintana Roo. Con el ánimo por las nubes después de la barrida a Saraperos, llegan a Cancún sólidos. Los Tigres tienen la obligación moral de competir, pero sobre todo, la necesidad de coronarse pasa por el orgullo de una franquicia a la que un segundo campeonato en tierras de playas blancas, le daría la consolidación final a un buen proyecto. Con la serie 3-3 en temporada regular, al aficionado solo le resta disfrutar, lo que se vislumbra como un duelo de largo aliento.