“Si lo hice, fue porque hubo muchísima gente que se dedicó a ayudarme” Althea Gibson"
Ciudad de México, 22 de agosto (SinEmbargo).- Alice Marble fue la tenista número 1 del mundo de 1936 a 1940. Con su cabello corto alborotado, impuso el uso de shorts blancos entre las mujeres del circuito. Su mirada alegre combinaba perfecto con su talento atlético, mientras el mundo caía rendido a sus píes. Siempre con una gorra en la cabeza, siempre ganadora. De su extenso curriculum victorioso, nada se compara con el aporte social que hizo al deporte en 1950. Althea Gibson, una enjundiosa afroamericana, entró a escena gracias a Marble.
Nacida en 1927, en Carolina del sur, Althea sobresalió siempre con una raqueta en la mano. Tras la gran depresión del 29, su padre Daniel se llevó a la familia a Harlem en busca de una mejor vida. De pronto, obligados por el contexto, una comunidad solidaria se formó mientras las ilusiones intentaban sobrevivir a la cruda realidad. Gibson logró entrar a un instituto prestigioso de Tenis gracias a la cooperación de esa gente que se convirtió en una familia adoptiva. Mientras Althea brillaba en campeonatos juveniles, el contexto social le daba la espalda.
En plena época de lucha racial, una atleta brillaba con su piel negra mientras los ojos de la ATP volteaban a ver con mucho cuidado la evolución de lo que consideraban una amenaza deportiva. El 7 de julio de 1950 todo cambiaría. En una extensa carta abierta publicada en la American Tennis Magazine escrita por Alice Marble, dinamitó un cambio para siempre en uno de los deportes más espectaculares del mundo. La histórica jugadora, pedía que se respetasen los derechos humanos antes que cualquier otra cosa.
“Si el tenis es un juego para damas y caballeros, es momento que actuemos un poco más como gente decente y ser menos hipócritas mojigatos. Si Althea Gibson representa un reto para las actuales jugadoras del circuito, es justo que ellas puedan enfrentar ese reto en las canchas”, redactó Marble. El efecto que las letras de Alice escribió tuvo un efecto inmediato. Tras un debate intenso en las altas cúpulas de la ATP, Althea fue inscrita para jugar el U.S National Championships (hoy US Open).
A finales de la década, Gibson dominaría el circuito con un gran despliegue físico. Su talento quedó intacto en todos los Grand Slams. Solo Australia se le negó al perder la final de 1957. Althea, de sonrisa amplia, pelo corto y personalidad dura, llegó a Wimbledon. El solemne torneo británico, donde había letreros donde se le negaba la entrada a los negros, fue dominado por esa atleta que rompió un esquema social duramente impuesto. “Siempre quise ser alguien”, titulo su autobiografía publicada en 1958.
Althea Gibson ganó el US Open y Wimbledon en 1958. Fue hasta 1999 que Serena Williams se coronó en Estados Unidos siendo la primer afroamericana tras Althea. Lo mismo paso con su hermana Venus en Londres, cuando fue campeona en el césped sagrado un año después. “Es un honor seguir sus pasos. Sus logros marcaron mi carrera. Muchos jugadores como Venus y yo, contribuimos para que se legado pueda seguir vivo”. Gibson moriría el 28 de septiembre de 2003, víctima de cáncer.