Nueva York, 7 Ago (Notimex).- Trabajadores indocumentados forman parte central de uno de los movimientos sindicales más vigorosos de esta ciudad en las últimas décadas, al organizarse para defender sus derechos en una industria famosa por sus abusos: los auto lavados.
Desde hace año y medio, los empleados de siete de los más de 200 negocios de lavado de autos de la ciudad han formado o votado «centros de trabajadores» para proteger sus derechos laborales, lo que significa que las condiciones de unos 300 empleados han mejorado sustancialmente.
Activistas evitan cuantificar cuántos de esos trabajadores organizados de los auto lavados son indocumentados, pero reconocen que son numerosos en tales establecimientos, y que forman la parte central de un nuevo movimiento que busca salarios justos y un trato más respetuoso.
Rosalino García, que llegó de México a Nueva York en el año 2002, soportó durante casi 10 años el constante abuso verbal y físico de parte de su empleador, que le quitaba el dinero de su sueldo para pagar por accidentes laborales y que lo regresaba a su casa sin paga los días sin mucha ocupación.
Sin embargo, luego de que los casi 20 compañeros de García que laboran en Jomar Car Wash, en el condado de Queens, decidieron organizarse, el trato del patrón cambió.
Ahora, tiene la obligación de negociar un mejor contrato, independientemente de la condición migratoria de sus empleados.
«Ahora me siento bien, protegido por nuestra organización. Ya no tenemos faltas de respeto como antes, tampoco contacto verbal con el dueño. El dueño nos deja trabajar tranquilos, y nosotros nos sentimos más contentos», dijo García.
Para García y sus compañeros terminaron además los días en que el patrón amenazaba con denunciarlos ante las autoridades migratorias en caso de que alguno se quejara de sus abusos.
«El dueño se molestó bastante luego de la elección para organizarnos. El siguiente mes fue terrible, lleno de amenazas para nosotros. Él desquitaba su frustración, hasta que entendió que no tenía más opción que negociar», aseguró otro empleado de Jomar, el salvadoreño Miguel Portillo.
María Canela, activista del organismo Se Hace Camino Nueva York, explicó que lo más complicado de su labor es convencer a los empleados de que no tengan miedo de perder su trabajo, aunque resulta difícil con personas que durante años se han acostumbrado a soportar abusos patronales.
«Muchos se amedrentan, se dejan intimidar. Y el miedo se contagia fácilmente, así como se contagia la lucha. El trabajo de nosotros es mostrarles a los trabajadores que hay una manera más digna de vivir y trabajar, y que ellos tienen derecho a tenerla», aseguró Canela.
El miedo, no obstante, no es el único reto que la lucha por los derechos de los trabajadores más vulnerables deberá superar en Nueva York, de acuerdo con activistas.
La estructura organizativa de los trabajadores de los auto lavados es conocida como «centros de trabajadores», que son más flexibles que un sindicato tradicional, lo que ha generado la reacción de algunos empresarios, que alegan que se violan las leyes laborales del país.
De acuerdo con Deborah Axt, quien lidera la campaña para organizar empleados de auto lavados en Se Hace Camino Nueva York, legisladores republicanos ya han pedido al Departamento del Trabajo investigar los «centros de trabajadores» para determinar si se debe restringir su operación.
La campaña de organización ya ha generado «muchas reacciones en contra» y «mucha actividad en contra de los sindicatos», lamentó Axt.
«Nunca subestimo los intereses de negocios de la derecha, ni a sus aliados políticos. Creo que ambos se esforzarán al máximo para cambiar las leyes porque se sienten amenazados por la lucha por darles dignidad a empleados vulnerables», afirmó Axt.
Por el momento, no obstante, la campaña para organizar trabajadores, independientemente de su condición laboral, se expande en Nueva York y, recientemente, incluso comienza a extenderse a las ciudades de Los Angeles y Chicago.
«Ahora sólo esperamos terminar de negociar las condiciones y firmar el contrato, que ya esté listo. Con eso vamos a poder trabajar más y mejor que antes», enfatizó el empleado Portillo, quien desde 2007 radica en Nueva York.