Ciudad de México, 6 de agosto (SinEmbargo).- Detrás de la estela de Michael Phelps en Londres 2012, cuando el nadador estadounidense puso final a una carrera legendaria, un joven asiático acaparó las miradas de aquellos que siempre están observando el futuro. En natación, prueba reina junto con el atletismo, los tiempos parecen correr más de prisa gracias a la proeza de unos cuantos seres humanos. Sun Yang (Hangzhou,1991) ha consolidado su nombre este verano, tras un 2012 para el recuerdo.
Debutó en casa durante los juegos olímpicos de Beijing 2008 a la edad de 16 años. Quedó en lugar 28 de los 400 metros libres imposibilitado de llegar a la final pero con una experiencia única que en tan solo dos años le ha servido para ser el atleta de referencia hacia el próximo ciclo de Río de Janeiro. Un año después de la competencia asiática, ganó su primera medalla en el campeonato mundial de Roma. Un bronce en los 1500 metros, dinamitaron su ambición de seguir ganando. Hay una vacante que Phleps dejó, Yang lo sabe.
En 2010, los juegos asiáticos fueron un parte-aguas en su rendimiento. Dinamitó las pruebas de 1500 m, el 4x200 libres ganando el oro y plata en 200 y 400 metros libres. Los 14:53.14 que registró en la prueba de largo aliento rompió el récord asiático. Sun superaba casi por diez segundos a sus competidores. La fortaleza de un joven nadador, comenzaba a revolucionar el panorama que el olimpismo observaba desde la piscina. La evolución de sus formas llegaban en el momento adecuado a la cita londinense.
En 2011, un récord de 10 años se rompió gracias a su habilidad. Los 1500 metros libres se han convertido en su especialidad. Los 14:34.14 al final, superaron por mucho el resto de los competidores dejando atrás lo hecho por el australiano Grant Hackett, la marca más perdurable de todas las del mundo de la natación. El verano londinense, lleno de atletas multiculturales, vio cómo un chino de 21 años acaparaba las miradas que antes habían sido privilegiadas por el Tiburón de Baltimore, Phelps.
En la prueba de los 400 metros, se convirtió en el primer nadador chino en la historia que gana una medalla de oro. Yang cumplió con el pronóstico que lo daba como favorito en los 1500. Junto con Phelps, fue el dueño de la piscina en la capital de Inglaterra. China, país que normalmente goza con sus clavadistas, ahora se entregaba al talento y la velocidad de un delgado compatriota de cara redonda que en el aspecto deportivo parece tener un futuro brillante
Sun Yang ha pasado a acaparar grandes espectaculares y ha tomar el tiempo que los medios asiáticos le dan al deporte. En una cultura donde los símbolos se envuelven en un nacionalismo que muchas veces resulta exagerado, la exposición mediática le ha causado algunas críticas que el nadador ha tenido que soportar. Numeros premios, la fama mundial, le han pasado factura como en su momento le ocurrió a Phelps que añoraba la libertad de la juventud.
Ese nadador, se acaba de consolidar en tierra catalana, durante el marco de los campeonatos mundiales de natación. Barcelona fue la sede donde Sun Yang se colgó tres oros. Con su 1.98 metros, y sus 89 kilogramos. Equiparando al asutraliano Grant Hackett como el único en ganar 400, 800 y 1500 metros en una misma edición de campeonatos mundiales.“He ganado gracias al trabajo de todos estos años, lo he hecho por mí y por el país”. El nacionalismo chino sigue estando en su discurso, el nadador comparado con el bastquetbolista Yao Ming, es la principal figura deportiva del continente asiático.