La experiencia del ex futbolista Franklin Lobos, el minero 27 rescatado tras el derrumbe de la mina San José

04/08/2013 - 8:00 pm
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Ciudad de México, 5 de agosto (SinEmbargo).- "No somos héroes, somos víctimas", reconocía después Franklin Lobos (Chile, 1957), ex jugador chileno de los años 80 que durante 2010 pasó 70 días del 2010 bajo 700 metros cuando la noticia del derrumbe de la mina San José en Chile, le dio la vuelta al mundo. Ahí, 33 hombres pudieron sobrevivir mientras en el exterior, el ritmo se volvía mucho más estrepitoso tratando de encontrar una estrategia óptima para el rescate de los obreros. El planeta conocería de cerca la historia de cada uno de esos seres humanos. Entre ellos, había una figura futbolística que aquel día, trabajando como chofer, tuvo la mala suerte de estar dentro de ese espacio volátil que de pronto colapsó.

Un día como hoy, de hace tres años, el país que tiene como patio trasero la majestuosa Cordillera de los Andes, fue mencionado en miles de idiomas en los medios de comunicación de todo el mundo. Ese mundo virtual fue el soporte donde el mundo que tiene acceso, se pudo enterar de los diferentes homenajes desde distintos sectores públicos. Cantantes, mandatarios, atletas, entre otros, se rindieron al recuerdo de quienes milagrosamente habían sobrevivido. Vivían en un mundo raro subalterno tratando de mantenerse optimistas y activos. La incertidumbre que nunca los abandonó, se convirtió en la única opción de esperanza para salir.

"Hubiera sido más barato si nos hubieran dejado morir ahí", recuerda Lobos quien ya había padecido otro accidente años atrás cuando un camión provocó una explosión en la entrada de otra mina donde trabajaba. En aquella ocasión murieron tres personas. Bajo tierra, el ex futbolista recuerda el ruido que capas arriba escuchaban. Eran las tareas que miles de personas realizaban para el rescate. "Pensaba que estaba alucinando", recuerda. El encierro le provocó una nueva visión de vida. El recuerdo de su esposa y sus dos hijas, lo hacían mantener la cordura, aunque como él recuerda, la locura era el camino más lógico.

La última desgracia anímica que le desgarró el alma había ocurrido 26 años atrás, cuando jugó todo el proceso para conseguir el boleto a las olimpiadas de Los Ángeles 1984 y al final no quedó en las listas de convocados. El recuerdo de la tragedia deportiva, le venía a la mente cuando ansiaba ver el sol pleno del medio día. El calvario duro poco más de dos meses. En ese lapso, a pesar de que a los afectados se les hizo llegar una cámara de video, solo en ellos queda el recuerdo de cómo fue todo y todo lo que hubo que aguantar. "Una noche, ya en mi casa, estaba medio dormido y mi mujer azotó la puerta del armario. Me desperté con mucho miedo, sentía que era otro derrumbe", declara con la mirada perdida.

Fue el rescatado 27 debido a la selección que entre especialistas médicos y científicos decidieron de acuerdo a la fisionomía que tenían. Cuando salió le fue entregado un balón de futbol. Tenía unos lentes oscuros como el de todos los demás compañeros que habían salido. Una transmisión mundial alrededor del evento les cambió la vida. Marcelo Bielsa, identificado con el país andino tras dirigir a su selección nacional, le regalo un curso de entrenador. Fue invitado por la Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol) al sorteo de la Copa Libertadores, y fue visita distinguida del el Manchester United. "Nos expusimos demasiado. La gente comenzó a decir que estábamos lucrando con nuestra desgracia", recuerda triste para aclarar que nadie había escogido vivir ese episodio.

Salió en una cápsula llamada Fénix, como el ave. Lobos renació aquel día. Su familia le dio la orden de nunca más pisar una mina. En 2011, le fue concedido un trabajo en el club Deportes Copiapó, pero lo dejó porque nunca estaba en cancha. Hoy, con unos ahorros y parte de la indemnización, se compró una pequeña camioneta donde realiza fletes. Alejado del tumulto de aquellos días, el diálogo con sus compañeros de tragedia se ha ido perdiendo como si quisieran arrancar todo lo que llame al recuerdo. "Jamás olvidaré cuando la punta del taladro tocó en la zona donde estábamos atrapados". Franklin Lobos, que gritó goles en el futbol profesional, jamás se le escuchó tanta euforia como aquel día mientras el aparato seguía su marcha.

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