Michael Phelps, a un año del día en que se convirtió en la leyenda de las 22 medallas

04/08/2013 - 7:50 pm
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"Logré cada cosa que me propuse, y si puedes decir eso de tu carrera, no hay por qué seguir. Es tiempo para cosas nuevas" Michael Phelps

Ciudad de México, 5 de agosto (Sin embargo).- Con una multa de 250 dólares, se fue de la Comisaría tras aceptar darle conversaciones a jóvenes sobre las consecuencias de conducir bajo los efectos del alcohol. En la doble moral estadounidense, el nadador Michael Phelps debía remendar la noche de copas que había pasado cuando fue detenido en su automóvil. El héroe olímpico no podía hacerle ver a la gente que su deseo de vivir acorde a su juventud, no tenía nada que ver con su inmensurable talento.

Miembro de una estirpe distinta de seres humanos, Phelps entregó su vida a una piscina. El mundo lo observó expectante, como una inspiración. "El tiburón de Baltimore", le nombraron los especialistas deportivos que se encargaron de ponerle adjetivos calificativos a lo que a todas luces asombraba por inercia. La historia de los Juegos Olímpicos, justa que cada cuatro años da un respiro de competitividad atlética, muestra al orbe disciplinas versátiles que van llenando la pupila mientras la emoción apenas dura unos cuantos minutos. La natación es junto al atletismo, lo más esperado del olimpismo.

Londres organizó su tercer olimpiada en la historia. Después de 1948, cuando la capital inglesa organizó la primera fiesta deportiva desde ese capítulo oscuro para la humanidad de la Segunda Guerra Mundial. Aquella edición, los atletas dormían en barracas que hasta hace no mucho tiempo eran refugios para soldados combatientes. El estadio de Wembley, catedral del futbol, fue acondicionado como se pudo para que todas las competencias se disputarán ahí. En medio de las críticas por los tiempos vividos, el olimpismo gozó del aporte británico.

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En 2012, otra situación arremetía contra la estabilidad europea. Una crisis que muchos han considerado más ética que económica, replanteó la forma de vivir de millones de habitantes en el viejo continente acostumbrado a una vida cómoda sin saber que los intereses habría que pagarlos algún día. Con ese panorama, el deporte volvió a ser víctima de severas críticas, otra vez con Londres como protagonista. Los Juegos Olímpicos británicos fueron la excusa para reformar el lado Este de la capital inglesa. Una zona industrial perdida se convirtió en el lugar en el que todo amante del deporte quería estar.

El lugar del olimpismo londinense, vería como se hacía historia. El mundo sería testigo del nacimiento de una nueva leyenda. El atleta más dominante de la historia olímpica, dejaría su legado en Londres. Michael Phelps fue el gran protagonista de dicha cita atlética. Con su cuerpo largo, comiendo 10 mil calorías al día para luego quemarlas y ganar como nadie, se colgó seis medallas, cuatro de oro, para convertirse en el más ganador en la historia. En tres citas olímpicas, en dos continentes, el llamado Tiburón recolecto 18 preseas doradas, 22 en total.

Hace un año, el centro acuático de Londres se puso de pie cuando Phelps ganó junto al equipo norteamericano la final del relevo 4 x 100. El inmueble se llenó de historia viva mientras Michael lloraba en el podium para después darle una vuelta alrededor de la alberca junto a sus compañeros. Admirador de Michael Jordan, dominó su disciplina como el basquetbolista y se dio por bien servido. "Logré cada cosa que me propuse, y si puedes decir eso de tu carrera, no hay por qué seguir. Es tiempo para cosas nuevas", sentenció el nadador cuando anunció su retiro. El espíritu olímpico, le pertenece.



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