Ciudad de México, 25 de julio (SinEmbargo).- En su casa, con una pared gloriosa detrás, llena de toda cantidad de elogios desde la prensa y en forma de trofeos, Djalma Santos (1929-2013), daba una entrevista con su tez negra vistiendo la vejez que vivía el que para muchos es el mejor lateral en la historia del futbol. Miembro de un histórico Brasil comandado en 1958 por un chico de 17 años llamado Pelé, rompió paradigmas del deporte más popular del mundo. El “2” de la Canarinha fue un visionario alimentado por la emoción del juego.
El martes por la noche, un informe puso a llorar a la presidente Dilma Rousseff. Djalma Santos había fallecido víctima de complicaciones en el sistema respiratorio. Una neumonía acabó con la vida terrenal de quien hace muchos años vivía en el terreno legendario del pueblo brasileño. Opacado por las auras de Garrincha, Didí, Vavá y Pelé, desde su banda derecha ponía su granito de arena para que un equipo que disfrutaba y hacia disfrutar, ganara partidos siempre con el objetivo de ganar la Copa Jules Rimet que dignificaba a una selección como la mejor del mundo.
Precursor de una estirpe única, Djalma Santos inauguró el lateral derecho que entendía más de ofensiva que de preocupaciones por el marcaje del rival que se le ponía enfrente. Santos era un pulmón sano hecho futbolista. Con una gran capacidad de ida y vuelta se dio a conocer en Suecia 58 siendo vital para que el ataque brasileño tuviera espacios. La línea de banda era lo único que lo limitaba. En 2004, Pelé lo nombró como uno de los mejores futbolistas de la historia que se mantenía con vida. Santos ganó dos mundiales, uno de los 21 jugadores de todos los tiempos en conseguir coronarse en copas del mundo más de una vez.
“Brasil está de luto”, declaró Rousseff tras enterarse de la noticia. En un país que vive por la pelota, y que en la pasada Confederaciones los manifestantes dejaron claro que las protestas no eran contra el futbol, sino contra la FIFA; viven el luto de una figura que construyó la razón de ser de un pueblo emblema en las pasiones futbolísticas. De su legado han surgido nombres que hoy tienen al mundo pendiente de sus acciones. Dani Álves es hoy el gran referente de la posición, lo fue antes Maicon en su paso por Italia, sin olvidar al mítico Cafú y Rafael, jugador del Manchester United, se muestra como el nuevo heredero.
El lateral fue el primer futbolista de Brasil que alcanzó los 100 partidos defendiendo la Verde-amarellha. En 1966, en el mundial disputado en Inglaterra, cuna del futbol, Santos compitió con 37 años cumplidos. Como Pelé, nunca salió de territorio brasileño. Honró con su juego las camisetas del Portuguesa, del Palmeiras y del Atlético Paranaense. Fueron 24 años de una carrera lo que parece confirmar el dicho de los mayores acerca de los tiempos pasados que siempre serán mejores.
Vivió 84 años. Desde el 1 de julio estuvo internado por las complicaciones que había en su organismo. Después de 22 días, el Hospital Dr. Hélio Angotti de Minas Gerais, comunicó al mundo del futbol que un jugador distinto se había marchado del espacio terrenal. A Djalma Santos le tomó 24 años volverse leyenda. Su legado ameniza la parcela derecha de una selección llena de personas genéticamente hechas para patear una pelota dentro de un campo verde, ahí donde Santos fue feliz.